Pocas esperanzas teníamos puestas en Wayward Pines. Y es que, como ya dijimos en el Reino, que el director de El Sexto Sentido rondara el proyecto no nos hacía especial ilusión. Pero terminó sorprendiéndonos. Ese despertar a lo Jack Shepard en la isla, un pueblo que ya se ha comparado con Twin Peaks, el ritmo frenético y mucha curiosidad hicieron que en poco tiempo la red se llenara de razones para ver Wayward Pines a diestro y siniestro. Y muchos acabamos uniéndonos a ella.

¡ATENCIÓN, SPOILERS!

Puede que la serie nos haya atrapado de la misma manera que Wayward Pines atrapa a Ethan (Matt Dillon). Ves el piloto, te quedas con ganas de seguir descubriendo de qué va la cosa y, sin darte cuenta, ya te has enganchado y no puedes salir. Porque aunque veamos que muchas cosas no son como deberían, ya estamos dentro.

Además, si al hecho de que un agente del Servicio Secreto de Estados Unidos se despierte en un pueblo del que no se puede salir y que cualquier incumplimiento de las normas supone que te degollen, le unes que encuentras a tu compañera perdida y que para ella han pasado 12 años cuando tú la viste hace 5 semanas, pues parece que le están comiendo la cabeza como a DiCaprio en Shutter Island (aunque nuestro protagonista no tiene las cosas tan claras) y nos enreda hasta pensar que será una de esas series de misterio en la que nunca vas a descubrir qué pasa. ¡Error! Solo tuvimos que esperar hasta la llegada del capítulo 5, y con él ver que ese extraño desfase temporal se debe a que nos encontramos en el año 4028 y nos rondan nuestras propias mutaciones llamadas abbies, que además son totalmente mortales.

Sí, mucho sentido… Pero este es el futuro y los únicos que lo saben son la llamada Primera Generación. El lunático creador del pueblo y salvador de la humanidad tiene claro que ellos son la esperanza, y se centra en lavarle el cerebro a los más jóvenes para que -y aquí llega el momento en el que todos nos llevamos el gran palo- acaben siendo los que gobiernen de una forma un tanto bestia en la que todos los adultos han sido dormidos y las normas están para cumplirse o morir.

Obviando que el final ha enfadado a muchos fans de la serie, a otros les ha abierto una nueva puerta a esa segunda temporada que, por ahora, no va a existir. Y es que aunque Ethan haya muerto en ese acto heroico eso no hace que pensemos que es menos inútil de lo que ha ido demostrando. Y  pese a que muchas veces diese la impresión de que la serie se dividía en dos partes: Burke trata bajo cualquier circunstancia de salir de Wayward Pines, Burke trata bajo cualquier circunstancia de que nadie salga de Wayward Pines; hay cosas que se nos han quedado más que cortas con el final que le han dado a la serie.

Por ejemplo, el tema de las dos mujeres de Ethan. No me parece bien que nos hayan dejado a la mitad con esa complicidad que se estaba empezando a crear entre Theresa (Shannyn Sossamon) y Kate (Carla Gugino)y es que ambas me han llegado incluso más que Burke y aun así han desaprovechado completamente sus personajes, no les han terminado de sacar partido. Al igual que la ida y venida del ahora os quiero/ahora os odio papás de Ben (Charlie Tahan) y su loco amor adolescente. Tramas que, a mi parecer, se quedan sin desarrollo. Todo fluye demasiado atropellado y sin tiempo. Ni hablemos ya del absurdo ladrillazo en la cabeza para despertar 3 años más tarde y poder explicarnos en 2 segundos qué ha sido de Wayward Pines.

Pero aún con todo, es una serie que engancha, eso sin duda. Hace que quieras formar parte de las pocas personas que han tenido la suerte -o la desgracia- de ser los salvadores de la humanidad y te da tiempo hasta a querer u odiar a los personajes. Y si la profesora bien se merecía que Kate la sosa le soltase un tortazo, Pam (Melissa Leo) es puro amor y ojalá nos hubiesen dado más tiempo para disfrutar de ella.

Una segunda temporada en la que poder saber qué va a pasar con  todos los adultos y seguir disfrutando del misterio y el ritmo frenético de esta serie no sería mal recibida. Una serie que se ha ganado los extremos, o se ama o se odia; a la que muchas veces se le iba todo de las manos, pero que ha conseguido mantenernos enganchados delante de la pantalla durante todos y cada uno de sus 10 capítulos.