Es imposible olvidar aquella mítica frase que en 1996 popularizó Ghostface; el asesino en serie más patoso, divertido y omnipresente de todos los tiempos. Scream dio en el clavo al revitalizar un género entonces caduco, con una autoconsciencia que maravilló a medio mundo y que utilizaba la metarreferencialidad como nadie. Parodiaba el género del slasher y sus clichés, y a la vez caía en ellos. Cada película es peor que la anterior, tenemos que reconocerlo, pero ‘Scream 4′ fue un desmadre de proporciones épicas que solo podemos catalogar como espectacular (inolvidable el recital de clásicos de terror que hace Hayden Panettiere, nuestra panettone, y el giro loco final de la escena). El comienzo de la película está directamente en la cumbre de la mamarrachada del terror, con varios rostros televisivos apuñalándose y siendo apuñalados.
Con Kristen Bell, Lucy Hale o Anna Paquin, este comienzo parecía avisarnos de que la televisión pronto iba a estar en el universo Scream. Después de mucha espera para los seguidores, el pasado 30 de junio llegó a MTV la ansiada versión de Ghostface configurada para la pequeña pantalla. Adolescentes asesinados, mucha música (ya sabéis lo que significa emitirse en MTV) y una fórmula que podía tener potencial.
Después de cuatro capítulos, ya tenemos nuestro veredicto: COMPRAMOS.

Cuando Facebook, WhatsApp y Twitter entran en la ecuación del terror
Desde su piloto la serie recibió palazos por todos los lados, pero es en sus ganas de ser una serie «tontuna» donde se esconde su genialidad. Es complicado juzgar sin pretensiones, más aún cuando los responsables anunciaron que la escena inicial sería un homenaje al asesinato de Drew Barrymore en Scream: reconozcamos que es muy difícil estar a la altura de una secuencia que ha hecho historia en el slasher. Muy inteligentemente, decidieron que Bella Thorne fuera la protagonista de la apertura del piloto (Thorne es casi una Barrymore moderna: mucho más contemporánea, más adolescente, más MTV, más Disney y también más desnuda), pero la tensión era insuficiente y no era ni mucho menos lo que nos habían vendido. La mano de Wes Craven se nota, pero aquí tropezó.
Sin embargo, pronto vimos que la fórmula funcionaba. Teníamos a todos los personajes cliché, desde la protagonista petarda al novio guapo pero infiel, pasando por la biach queen B o por la chica/chico; pero también ese punto que no sabíamos si íbamos a encontrar. Sí, la metarreferencialidad. Igual que las películas jugaban con la historia del slasher y hablaban de las reglas y las estupideces de los asesinos de este género, la Serie lo lleva al campo de la televisión, y ofrece algunas perlas de guion como la que vimos en el cuarto capítulo:
– Holly Chirstmas! Lo sabía. Es la guarida de un verdadero asesino.
-¿Eso existe? […]
– Una guarida es la extensión de la mente de un asesino. El sótano en Psicosis, el apartamento de Kevin Spacey en Seven, la cocina de Hannibal Lecter… Quiero decir, cada asesino en la ficción tiene una.
– Así que, ¿ha estado viviendo aquí?
– Lo dudo mucho. No, esto parece un montaje. Quiero decir, ves guaridas en la televisión, pero no en la vida real. Por ejemplo, en Pretty Little Liars. Siempre están repletas de pistas sangrientas e iconos espeluznantes nada realistas. Quiero decir, en serio, ¿cómo es posible que -A consiguiera cuatro muñecas victorianas que son exactamente como los personajes principales? ¿Dónde compras eso?
Conscientes de que un slasher es casi imposible de llevar a televisión (Noah, nuestro personaje favorito, lo dice directamente), se ha apostado por la mamarrachada como hilo conductor, pero sin dejar de lado las locuras adolescentes propias de MTV. El final del cuarto episodio confirmaba que Scream no se toma en serio a sí misma, y que así es como mejor funciona: una serie para el verano, que es tan sumamente estúpida que termina por resultar inteligente. Pero además, la tensión sí funciona después del piloto. No es que nos preocupemos demasiado por los personajes (solo el mencionado Noah y la bitch suprema Brooke tienen algo de carisma), pero va a ser divertido encontrar al nuevo Ghostface. Cambios horribles de máscara dejados a un lado, la nueva historia es entretenida e interesante, y cualquiera puede ser el asesino. Ya sabemos cómo funciona esto: puede haber uno, dos, tres o los que les apetezca. Personalmente, un mind blown estilo ‘Scream 4’ me dejaría completamente satisfecho.

Nunca, nunca, nunca, bajo ninguna circunstancia digas «Enseguida vuelvo». Porque entonces nunca volverás.
No estamos ante la mejor serie del verano, pero con seguridad sí estamos ante la más divertida. No hay nada mejor que, con el calorcito, coger un buen bol de palomitas y disfrutar de una dosis tontuna made in MTV: adolescentes guapos, semi desnudos, estúpidos y siendo cazados como moscas. ¿Se puede pedir más? Si quieres no se lo cuentes a tus amigos, pero deja ya de ver la segunda temporada de True Detective y ponte a ver Scream, tu serie de terror favorita.
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