40. How to get away with murder (3×09)

Este año, la serie de Vayola está para morirse…
María Viola (Davis) nos quiere gobernar. Y yo le sigo, le sigo la corriente. Hay que reconocer que tiene momentos de gran vergüenza ajena y que, en ocasiones, ya no sabes de qué trata un caso. Pero como Shonda es un caso, nos hace episodios así, para que lloremos y recordemos por qué es la reina de la tele yanqui.
39. Better things (1×04)

¿Hay una better thing que Pamela Adlon?
Tener a Pamela Adlon ya es suficiente para engancharte a una serie. Que no se sepa quién está más loca, si la abuela, la madre o las hijas, también hace que nos quedemos pegados a la pantalla. Y, si encima, el capítulo es taaaan bonito, la operación triunfo está asegurada. Habrá better things en la tele mundial, pero no things como esta.
38. Narcos (2×03)

La campaña publicitaria que las autoridades quieren Escobar
¿Qué hacer cuando ya sabes el final de una serie antes de que empiece? Pues hacer tan interesante el resto que no te apetezca llegar a la resolución. En Narcos, y no en Perdidos, sí que se puede decir que el camino fue lo importante. Plagado de horrores y de historias durísimas. Pero de buena televisión (y, ya de paso, de buenas y controvertidas campañas de publicidad, que nunca sobran).
37. Masters of sex (4×04)

«Qué a-Libby-o que por fin me cuentes la verdad»
Los maestros del sexo son cada día más insoportables. Pero cuanto peor caen los protagonistas, mejor está la serie. Es difícil quedarse con solo un momento, porque ha habido muchos destacables este 2016, pero en este cuarto de su cuarta temporada hubo una mezcolanza de personajes y tramas que aportó tanta vulnerabilidad como verdad a Masters of sex.
36. Unbreakable Kimmy Schmidt (2×07)

Jane Krakowski, iluminada por un Chandelier
Aunque llevamos años criticando los recortes, a Kimmy y compañía les sentaría de maravilla un pequeño recorte de 4-5 minutos en cada capítulo para ser perfectos. Pero, bueno, cuando Jane Krakowski hace de las suyas, o meten al eccehomo de Borja en sus tramas, ¿quiénes somos nosotros para criticar?
35. Vinyl (1×01)

Vinyl, como se puede observar, fue una serie NADA excesiva
Lo tenía todo para triunfar, para ser la nueva serie favorita de la crítica… y acabó como uno de los grandes tropiezos del año. Sin embargo, la serie de Martin Scorsese y Mick Jagger sobre la música de los setenta tuvo un comienzo espectacular. Si este piloto hubiera sido una película, ahora estaría ganando más de un Óscar…
34. Bloodline (2×04)

En Bloodline sufren como -o más que- Geno
El hotel de esta familia sí que es la casa de los líos y no la de Arturo Fernández. Estos hermanos tienen más jaleos que las Kardashian y, cuando ya da la sensación de que se está estirando la trama un tanto innecesariamente, te clavan un capítulo de estos con una tensión que casi te tienes que tomar un lexatín cuando acaba.
33. Modern family (8×08)

La rebelión de los cuñaaaaaaaaaos
¿Por qué dura tanto Modern family? Porque tiene unos guiones y unas interpretaciones que destacan más aún que el acento de Sofía Vergara. Ya no es ‘modern’ y presenta síntomas de agotamiento, pero cuando los vuelven a poner a funcionar a todos juntos, como en este capítulo coral del complot de los cuñados, sigue siendo desternillante.
32. Broad city (3×05)

Estas becarias, sí, Hillary
Con voluntarias como Abby e Ilana, normal que Hillary Clinton perdiera las elecciones. Aunque se agradecen, estas dos no necesitan de tanta estrella invitada (y este año han tenido muchas): se bastan y se sobran para hacer episodios de esos de caerte del sofá de la risa.
31. Orphan black (4×10)

Sarah y Helena, las Olsen de Orphan Black
A Tatiana Maslany habría que clonarla. Por si no hubiera demostrado aún lo que vale (Loreal, ¿a qué esperas para llamarla?) después de interpretar 3263476347 personajes cada año, aún se ha metido en la piel de nuevos en esta penúltima temporada. Y lo borda.
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