La recta final de una de las series del momento ha llegado. Estamos hablando de Merlí. Una de las series revelación de TV3 que sigue dando de qué hablar. Dio el salto a la televisión nacional de la mano de Atresmedia y  ahora ha sido Netflix (en América).

La tercera temporada ya ha arrancado y ha tenido un inicio insípido, pero ha permitido talifanear pero al menos hemos visto cómo evoluciona cada personaje.

Ha sido un inicio un poco convulso, con unos personajes y tramas bastante forzadas. Aunque cabe destacar que algunas escenas eran previsibles. Por otro lado, hay que afirmar que el equipo sigue manteniendo esa idea reflexiva inicial. Con unos exteriores buenos todo se ha hecho más ameno.

Silvana y Gabriel, nuevos personajes de «Merlí»

Como viene siendo habitual en la serie de TV3 en cada temporada aparecen nuevos personajes. Si en la pasada temporada fueron Coralina y Manuel Millán. La primera murió de un cisternazo en el capítulo final; mientras que el segundo tenía alzheimer y tuvo que dejarlo.

En esta ocasión han sido dos personajes nuevos. Por un lado Silvana, profesora de Historia que regresa al instituto. Con unos supuestos 34 años la docente guarda un grato recuerdo de su anterior etapa en el centro. Y como es previsible, desata la pasión en el claustro de profesores y alumnado.

Por su parte, Gabriel, para los amigos Gabi. Es el sustituto de Millán y de Santi, por lo que da la asignatura de Lengua y Literatura. Muestra un carácter un tanto introvertido, infantiloide y sobre todo, inseguro. Salvo nuevo aviso parece ser que será un secundario como una catedral.

Sexo, drogas y Rock and Pol

La primera escena ya lo decía todo. Se confirmaba lo previsible. Pol iba a ser el camello del barrio y del instituto. Que poco previsible todo… claro, ¿quién iba a pensar que un joven repetidor de familia desestructurada iba a acabar vendiendo coca y maría?

La amistad entre Joan, Gerard y Pol va a más. Son compañeros de instituto y drogas. Poco a poco el que fornicó con Bruno se va haciendo con el control del centro, que raro. (Qué raro es ver un capitulo sin David Solans..)

El hermano de Pol se da cuenta de lo que ha pasado y tras seguirle le dice que no es el camino. Sí, sigue la serie en su línea tan conductista. Sin embargo, para un servidor, el momento más icónico de la serie no es otro que ver al padre de Pol con la naranja en la boca al puro estilo John Locke en ‘Lost’.

Nuevo triángulo amoroso

La serie sigue sin reinventarse. Si en la pasada temporada Merlí se tiró a una madre mientras estaba con otra relación, en esta ha sido con la profesora. Claro que la profesora, quien iba a pensar eso, es justamente el mismo perfil que él.

Sin embargo, han querido acelerar todo demasiado. Gina ya se ha enterado que ha estado con Merlí Silvana. Por lo que el momento culebrón de vete de casa y no vuelvas ya pasó. Aunque cierto es, que es muy fetiche la serie.

La escuela se ha convertido en una especie de burdel. Si unos se lían en la sala de profesores, otros en el almacén. Estamos en crisis y el hotel sale caro.

Demasiada tensión en el ambiente

Sí, estamos hablando de Tania. Y no es para menos. Ya nos dejaron la miel en los labios en la segunda temporada.  En esta ocasión la vemos de nuevo tan protectora como es normalmente. La nobleza sigue siendo su punto fuerte.

Y no es para menos. La relación que tiene con Pol, además de forzada, es soporífera. No se entiende ese interés de forjar parejas. Será que los guionistas habrán pensado que los polos opuestos se atraen.

Por otra parte,  parece ser que tarde o temprano Marc y Tania estarán juntos. Pero habrá que esperar para ver cómo se sigue desarrollando la temporada.