Las madres de nuestras pequeñas mentirosas son un caso aparte, tanto que debíamos dedicar un espacio especial sólo para ellas y su incompetencia. En Reino de Series veneramos a las Prettys como se merecen; pero al César lo que es del César y las progenitoras de estas muchachas deberían de tener retirado el carnet de madres.

Es complicado criar a una adolescente, pero si además tienes que conciliar la vida personal y la laboral, lidiar con un grupo de encapuchados que anda suelto por Rosewood amenazando a tu hija y a sus amigas y enfrentándote a medio pueblo porque hay rumores que las implican en robos, peleas, asuntos de drogas, alcohol o asesinatos, y encima no consiguen plaza en la universidad porque se dedican a pasearse por los pasillos del instituto… pues es normal que pases poco tiempo en casa. Que tú ya estás mayor para tanta tontería. Conozcamos de cerca a las cuatro Pretty Little Mothers:

Ella Montgomery (Holly Marie Combs)

También conocida como Piper. Es la madre de Aria. Se la reconoce con facilidad porque, a diferencia de su hija, utiliza los complementos con discreción: es la señora que siempre lleva una pulsera de cuero y da clase en el instituto de las Mentirosas sin importarle ni un poco que su hija y amigas se queden en los pasillos. Engañada por su marido con una estudiante de universidad, por su hija menor de edad que mantiene una relación ilegal con su profesor y con un hijo que además de consumir drogas y anabolizantes se dedica a allanar los hogares del vecindario… Pues se cansa de todo y se va a vivir a Austria con un random más joven al que acaba de conocer y que terminará seduciendo a una de las amigas de Aria después de haberse comprometido con ella. Y encima, con todas las posibilidades que había, le toca Aria como hija.

Ashley Marin (Laura Leighton)

También conocida como la número uno en el Caso Malaya. Madre de Hanna, es la típica sobreprotectora, por eso envió a su hija a un campamento para gordas y desde entonces en casa se come sólo ensalada. Aunque conduce un Mercedes, que no te engañen las apariencias, tiene serios problemas económicos y por eso desvía unos poquitos fondos de forma algo ilegal. De ella hemos aprendido que las huchas de cerdito están obsoletas y que “congelar las cuentas” tiene un sentido mucho más amplio en Rosewood. Estudió en la misma Escuela de Corrupción que la Pantoja pero modificó el método bolsas de basura hasta convertirlo en cajas de lasaña congelada. Quiere tanto a su hija que se acuesta con el detective que investiga el caso de Hanna para que le quite los cargos por una pequeña etapa de cleptomanía. Y después lo atropellará por haberla amenazado, que tonterías con las Marin las justas. Tiene un affaire con el pastor en un último intento de expiar sus pecados.

Veronica Hastings (Lesley Fera)

La señora Hastings, madre de dragones y de Spencer. Es la única abogada que hay en Rosewood y cercanías y por eso está siempre trabajando para acabar con el crimen. Nunca ha comprendido que Spencer y Melissa, sus dos hijas, estén constantemente peleando, aunque igual tiene algo que ver el hecho de que la pequeña tenga por hábito seducir a los novios de su hermana mayor. En la actualidad defiende a las cuatro prettys en los múltiples litigios que se han visto envueltas, entre ellos una acusación de asesinato.

Pam Fields (Nia Peeples)

Al principio lleva un poquito mal lo de que Emily se acueste con todo el equipo femenino de natación y media población de Rosewood, por lo que decide abandonarla a su suerte e irse a vivir a Texas con su marido militar. Después se lo piensa mejor, que eso de dejar a una adolescente hormonada sola en casa igual no es lo mejor como terapia, y regresa para trabajar en la comisaría de Rosewood cuyos criterios de selección de personal son un tanto discutibles. En la actualidad se dedica a dejar que su hija y sus amigas acusadas de asesinato vayan a la comisaría a comerse el bocata de Nocilla –menos Hanna, que come zanahorias- mientras leen documentos clasificados. Como suegra no tiene comparación: envió a la primera novia de su hija a rehabilitación, no para curar su homosexualidad como hubiese querido, sino su adicción a las drogas.

Como veis todas son unas joyas en bruto y las pobres están incomprendidas, que ser madre de las mentirosillas tiene que ser muy duro. Seguro que por eso los Servicios Sociales les dan un poco de tregua en esas temporadas libres que se toman en esto de la vida parental.