No os voy a mentir: las series de zombies no son lo mío. Yo soy de las que piensan: ¡oh, no! ¡Otra vez más zombies! Porque no me negaréis que estas criaturas han proliferado incansablemente por la ficción de todas las maneras posibles: terror, comedia, ciencia ficción, cintas de bajo presupuesto, grandes producciones, cómics, videojuegos y, por supuesto, ¡series! Resulta muy complicado aportar algo nuevo y original al asunto, o eso pensaba… hasta que llegó a mi vida esta cosa tan extrañamente adorable llamada Santa Clarita Diet.
Lo primero que se te viene a la mente al leer su título no son muertos vivientes, precisamente. ¿Santa? ¿Clarita? ¿Dieta? ¿Cómo? ¿Qué, no había nombre peor?, te preguntas en un primer momento, ingenuamente. Claramente no, no lo había, ni tampoco MEJOR porque después de verla entenderás que esta serie es perfecta para tu dieta… Se te quitarán las ganas hasta de masticar chicle. ¿Quieres saber por qué? Pues continúa leyendo y destripémosla juntos, pero sin spoilers.

¡Quiérenos!
Santa Clarita Diet, la nueva serie original de Netflix protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant, se centra en un matrimonio de agentes inmobiliarios, Joel y Sheila, que lleva una vida insatisfecha en Santa Clarita, una pequeña ciudad a las afueras de Los Ángeles. Su barrio residencial es de lo más normal, incluso tienen vecinos que se odian entre sí y una hija adolescente complicada, hasta que Sheila sufre un pequeñísimo cambio: se convierte en una zombie que necesita comer carne humana y fresca para seguir ¿viva?
Con ese argumento, puedes pensar 1) que es de todo menos corriente; 2) que probablemente sea otras de las mamarrachadas que tanto adoras y disfrutas y 3) que hay que tener estómago. Todas son correctas, sobre todo las dos últimas. Si eres tiquismiquis: abstente. Si eres de pelis gore y absurdas que te divierten: esta es tu serie.
Yo me comí la primera temporada en una tarde de domingo. Tras ver el primer capítulo probablemente te preguntarás qué narices has visto, pero no te preocupes, ya sabías que no iba a ser la serie del año y, además, es sólo el principio de una mezcla tan descabellada y tan rara, que la hace irresistible. En serio, es bastante entretenida y tiene un humor genialmente malo. Incluso hay algún que otro chiste memorable.
Otro plus es la duración de sus capítulos, en torno a los veinticinco minutos, lo que la hace muy amena, excepto si la ves mientras comes. Olvídate de la fácil digestión porque, entonces, y con toda seguridad, en ese instante Drew Barrymore no será el único ser que vomite.

Mmm… Delicious!
Puede que el primer capítulo parezca un poco forzado y te eche para atrás, pero conforme avanzan la trama mejora por momentos: la parodia del estilo de vida californiano mezclada con el humor negro es sublime, y las actuaciones no son de Óscar, pero son decentes. La temática de los zombies está trillada, pero aquí se trata a la muerte de manera frívola y sin darle importancia e incluso hay mensajes potentes. Sin ir más lejos, la serie refleja la libertad de hacer y decir lo que a veces no nos atrevemos.
Merece la pena comprobar cómo Joel y Sheila intentan mantener oculto el secretillo y pasar desapercibidos en su comunidad de vecinos. Esto ya tiene su mérito. Pero, además, esa nueva realidad en la que se ven envueltos le inyecta un soplo de aire fresco y una dosis de aventura a un matrimonio que estaba en coma vegetativo: la nueva situación de Sheila, ahora impulsiva y más visceral que nunca, hace que Joel trate de complacerla mientras intenta encontrar una cura.

¡Aprende a cubrir huellas, Emily Fields!
En varias ocasiones encontramos diálogos divertidos e inteligentes, giros alocados y situaciones típicas de la comedia negra que se convierten en la firma y sello de autenticidad de Santa Clarita Diet. La pasión por las vísceras y asesinatos truculentos combinados con el relato de una familia que irradia ternura a su manera es el verdadero corazón de la serie.
Además, la idea de combinar las formas propias de mostrarnos la vida en los barrios residenciales norteamericanos con las historias de zombies es, sin duda, de lo más estimulante, si no te la tomas en serio. Pero, de todas formas, ¿por qué ibas a tomártela?
Santa Clarita es un cóctel entre iZombie, Mujeres desesperadas, American Dad, Dexter, The Walking Dead y Modern Family. No me he vuelto loca ni nadie se ha comido mi cerebro: el papel de Timothy bebe directamente de Phil Dunphy; tal vez tenga que ver que comparten el mismo humor, el mismo doblador y la misma profesión… (Que no os quepa duda: yo siempre seré fiel a Phil, pero tenía que decirlo porque We‘re all in this together y el mundo entero sabe que no hay nadie más molón).
En definitiva, si no eres de estómago sensible y lo que buscas es una comedia para pasar el rato, te gustará Santa Clarita Diet, la serie ideal para para los ratos muertos. Tan absurda absurdísima que te encantará. Porque, reconozcámoslo, estas mamarrachadas siempre zombienvenidas. Y si resulta que te quedas con hambre, tranquilo, que Netflix ha renovado su segunda temporada.
Empecé a verla… y es desternillante.
Maravillosa.