La novena temporada de The Big Bang Theory ya ha terminado y el final puede haber resultado algo flojito. ¿Flojo? Bueno, eso es discutible. Al fin y al cabo, Big Bang siempre ha sido una serie sencillita, sin grandes pretensiones más allá del chiste inmediato y de hacernos pasar un rato entretenido. No esperéis una gran trama de culebrón con sorpresas que te hagan saltar del asiento y llorar de impotencia esperando a la próxima temporada. Esto no es Juego de Tronos. Un final más espectacular podría haber resultado forzado y fuera de tono.

 

Cuidado, no vaya a ser que le proporciones autoestima a Leonard.

Cuidado, no vaya a ser que le proporciones autoestima a Leonard.

 

Simplemente tenemos un gag entretenido que nos deja con ganas de ver cómo va a seguir la historia, pero no en un plan dramático y profundo, sino porque es gracioso y te pica la curiosidad ver cómo va a evolucionar la coña. El caso es que el padre de Leonard parece tener una aventura con la madre de Sheldon. No te lo muestran como algo muy chocante y demoledor, sino simplemente como un gag gracioso que evoluciona de forma natural. Podría ser un capítulo más. Y vale la pena ya sólo por ver a Penny disfrutando de ello con toda su hilarante crueldad cuando Leonard y Sheldon se desesperan porque sus padres se han ido juntos y han apagado los móviles. La dinámica entre estos tres personajes va a seguir siendo divertidísima hasta el fin de los tiempos. Y toda la parte de la paranoia de Howard y Raj con el Gobierno, culminando en su supuesta persecución de coches, es para partirse de risa.

 

Howard y los militares.

Howard y los militares.

 

Sí es cierto que ha habido algunos finales de temporada un poco más espectaculares –no olvidemos la genial boda de Howard y Bernadette- y alguno con un cliffhanger que te dejaba en vilo hasta la temporada siguiente –cuando Leonard se iba a la expedición al Ártico y Penny se quedaba hecha polvo, descubrimos de golpe que ella le correspondía y nos quedamos ojipláticos-. Pero por lo general, los finales de Big Bang no distan mucho del resto de capítulos, normales y tranquilos, sin grandes emociones.

 

Los padres de Leonard, esa adorable relación.

Los padres de Leonard, esa adorable relación.

 

Mucha gente dice que la serie ha empeorado y que ya no es tan graciosa como al principio. Para nada. ¿Acaso no dicen eso de todas las series? “Era más divertida al principio, cuando sólo la veía yo, ahora se ha hecho mainstream”. Chorradas. O sea, es perfectamente comprensible que se diga eso de la insulsa, aborrecible y vergonzosa temporada 9 de Cómo Conocí a Vuestra Madre, que bajó en picado la calidad de la serie y provocó miles de traumatismos craneoencefálicos a causa de facepalms en el mundo entero; pero es que este tipo de gente ya lo llevaban diciendo desde la tercera temporada para generar polémica. Big Bang sigue manteniéndose fiel a sí misma y a su estilo de humor desde el capítulo 1, sin haber perdido ni una pizca de su chispa y su frescura. Es lo bueno de hacer una serie de humor sin pretensiones, entretenida y ya está, que no corres tanto riesgo de defraudar conforme avanzan los años.

 

Las coñas sobre la familia disfuncional de Penny siempre son buenas.

Las coñas sobre la familia disfuncional de Penny siempre son buenas.

 

Una excusa muy típica que los Cuñados de la Cultura suelen utilizar para desprestigiar la serie es “pero si son unos científicos frikis y pardillos, ¿cómo es que ahora los 4 tienen pareja?”. Pues se llama evolución. ¿Os habríais creído una serie en la que los protas se pasan 9 años sin comerse una rosca? No. Y además, ¿dónde habéis estado escondidos la última década y media? Hoy en día, ser un friki con gustos por la subcultura pop ya no es una lacra social de la que esconderse y recibir pedradas, sino algo de moda, bien visto y reivindicado por muchas celebridades que han ayudado a normalizarlo y a que salgan frikis y pseudo-frikis de debajo de las piedras –con las cosas buenas que esto conlleva y también con las malas-. Si la serie estuviera ambientada en los 80 o los 90, aún podríamos creernos que una persona sea marginada y excluida por leer cómics o por ser intolerante a la lactosa, pero ¿en una serie ambientada en la actualidad? ¿En una ciudad del estado de California? Si llegan a ceñirse a ese tópico arcaico, habría generado la sensación de “guionista de 80 años que intenta escribir una serie sobre jóvenes sin tener ni idea”. Como en Al Salir De Clase, vaya.

 

Raj emparanoiado.

Raj emparanoiado.

 

Si algo puede reprochársele a esta novena temporada con respecto a otras series es un fallo de estructura. Y eso también es relativo. En casi todas las series, te guardas los momentos más importantes y cruciales para el final de temporada, para generar un crescendo dramático que culmine en un desenlace espectacular. Esto es así en las series de acción, aventura o thriller –el enfrentamiento final con el malo de la temporada, la muerte de algún personaje importante- y en las sitcoms –acabar las temporadas en boda, en ruptura o en embarazo, un clásico que Friends nos hizo interiorizar muy fuertemente-. En cambio, en Big Bang hemos tenido una temporada muy plana, en la que el final no destaca por encima del resto, en la que ha habido un par de momentos álgidos en lo que a emoción se refiere –la pérdida de virginidad de Sheldon o el embarazo de Bernadette- y, en lugar de guardarlos para el final, se han repartido a lo largo de la propia temporada, mientras que en el último simplemente teníamos un capítulo más con sus gags y sus tonterías pero sin espectacularidad.

 

Sheldon en su línea.

Sheldon en su línea.

 

¿Es esto un problema? Bueno, quizás más que un problema es una muestra de originalidad. Una vez más, Big Bang es una serie sencilla y trata sobre la vida. Y en la vida real, las cosas importantes, como las muertes, los embarazos o los cambios importantes, no te pasan todas de golpe cuando llega el mes de mayo. Te pasan cuando menos te lo esperas. Y así lo ha querido reflejar Chuck Lorre en su serie.

La vida transcurre de forma tranquila para el doctor Leonard Hofstadter y sus amigos, de vez en cuando se topan con algún cambio importante, pero nunca en un momento en que ya lo estemos esperando y nunca haciendo cambiar el tono de la serie y su estilo de humor.