¿Y si Jesse Pinkman hubiese acabado en una secta? Es el juego que parece proponernos The Path, la nueva serie del protagonista de Breaking Bad, y que sin embargo nada tiene que ver con esa premisa. O sí, porque desde una ambigüedad poco disimulada no se nos explica demasiado del pasado del protagonista, un Aaron Paul al que ya echábamos de menos y que interpreta a Eddie, un padre de familia que vive en una secta religiosa, a la que llegó tras la muerte de su hermano.
Allí encontró un sentido a su vida y se enamoró de Sarah (Michelle Monaghan, True Detective), que nació dentro de la secta y que cree ciegamente en todos sus postulados. A partir de ahí, The Path nos muestra las dos caras de una moneda: la de Eddie, que empieza a cuestionarlo todo y deja de creer, y la del fanático Cal, que lo justifica todo con tal de llegar a un objetivo mayor, y que está interpretado por un Hugh Dancy (Hannibal) con el peor corte de pelo de la historia.

En The Path también enseñan a hacer juegos de sombras
Aunque ellos se empeñen en llamarle Movimiento, estamos ante la típica secta de manual. Y para hacerlo todo mucho más creíble, no les falta detalle. Cuentan con un gurú visionario, unas leyes inventadas que rigen sus vidas, y sobre todo una comunidad que comparte una característica fundamental sin la cual todo el movimiento se desvanecería: ser unos linces recogiendo almas en pena frágiles y vulnerables.
Poco queda de Jesse Pinkman aquí, es verdad. Pero cuesta mucho ver a Aaron Paul como un padre de familia, responsable y maduro, que tiene ya dos hijos creciditos y en medio de una crisis de fe que va a volver su mundo del revés. Es el elemento discordante de un reparto bastante más acertado, donde nos encanta ver a Hugh Dancy como ese líder frustrado que no acaba de lograr el respeto de los suyos, ni tampoco el amor de Sarah de quien está secretamente enamorado.

Jesse se pone romantico
Amor, traición, religión, venganza, escaleras, jardines… en The Path no sobra nada, pero sí falta profundidad e intriga. Y a pesar de todo, el conjunto funciona, tiene potencial y podría llegar a ser muy buena aunque por ahora se quede en un entretenimiento más que digno, que no es poco. La serie de Jesse gana con el paso de los capítulos, siempre que abandona sus tramas más convencionales y se centra en su parte más oscura.
Su cadena, Hulu, ya la ha renovado. Y dado que todos en esta secta están muy locos, las posibilidades de tener entre manos una gran serie en su segunda temporada es la mejor tarjeta de invitación posible para que le déis una oportunidad este verano y os pongáis al día con ella.
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