Vamos a ponernos serios. Por un día, reino de serios. The good wife era una seriaza. Un ‘pogramazo’. Una maravilla elevada a la enésima. Un no sé qué yo de todo lo mejor. Pero Alicia Florrick buena, buena… no era. Vamos que, sin ser yo nada de la violencia, tenía un tortazo (y el que la viera hasta el final, me entiende). De Julianna Margulies, la actriz que la encarnaba, ya no digo nada, que de eso ya se encargará algún día Archie Panjabi, la intérprete que encarnó (también con gran brillantez) a Kalinda.

Pero, si hay que decir la verdad, se dice. Y en una ficción sobre abogados, hay que decir toda y nada más que la verdad, con ayuda de Dios. Y lo cierto es que la reina y señora de todo ese universo, fantástico en espíritu y muy real en pantalla, era Diane Lockhart. Una señora con mayúsculas y mayúscula que fue la única capaz de poner a la prota en su sitio.

Quien fuera cámara

Así que, a pesar de que The good wife tenía más personajes que La Colmena de Cela, el matrimonio King, responsable del universo Florrick, decidió que Diane (Dayán para los hispanohablantes) debía ser la cara del spin off de su producción más laureada. La cara, las joyas y los modelazos, claro. Y ¿qué ha pasado con The good fight, que así se llama el invento?

El que dijo que segunda partes nunca fueron buenas nunca vio Scream 2 o Aída. Pero en algo sí se puede aplicar el refrán a The good fight: esto no es bueno, es buenísimo. Y ya está.

Christine: capacidad interpretativa y capilar

Christine Baranski es una señora con clase. Y, claro, se la contagia a una serie que tiene clase (fuerza y garra) a más no poder. No solo continúa con todo el  imaginario de su predecesora, sino que, liberados del drama personal de la Florrick, lo expande hasta límites insospechados. Para eso The good wife tenía una lista de secundarios más larga que el diccionario Larousse. Y por eso han decidido llevarse a Luca, que sobresale más con menos competencia, y a Marissa, una moza con más registros que un notario.

La adición de Rose Leslie, para siempre la persona que puso green a Jon Snow en Juego de Tronos, abre un mundo de posibilidades a una trama que aún se está tejiendo, pero que ya tiene visos de ser lengen… wait for it… dary.

Sin revelar nada de la trama, que la patrulla antispoiler puede demandarme en menos que Dayán se atusa los cabellos, el único problema que le veo es que la ínclita parte de una posición de desventaja. Y eso no puede ser. Ahora que le han dado alas, Christine Baranski y The good fight tienen que volar muy alto. Y llegar al cielo que, en los primeros capítulos, ya nos ha dado a la comunidad seriéfila. ¡Laca para todos!