Cuando lo único que sabes de una serie es que gira alrededor del mundillo de las Mixed Martial Arts (MMA para los amigos), las probabilidades de que de entrada no te llame excesivamente la atención son bastante altas. Salvo que sea algo que ya te interese, es muy difícil que de repente una serie ambientada en ese mundillo se convierta automáticamente en tu mayor prioridad. Y entonces es posible que si no sabemos mucho más de ella, nos empiece a dar algo de pereza. Y que no veamos más, por mucho que prometa mucho buenorro descamisado. De hecho, es exactamente lo que me pasó a mí el año pasado cuando se estrenó.
Es más, puesto que coincidió que estaba siguiendo una estrategia de ver absolutamente todos los pilotos con la idea de sentirme menos culpable al descartar y no acabar siguiendo mil series, vi el piloto en cuanto salió. Y lo descarté precisamente porque se me estaba haciendo cuesta arriba, aunque ahora mismo no sé si fue culpa mía o de la serie. Bueno, ahora mismo y hace unos meses. Y como no las tenía todas conmigo, decidí darle otra oportunidad. Para entonces su primera temporada llevaba ya la mitad de sus episodios emitidos, y no tardé absolutamente nada en ponerme al día. Y al final, las semanas que la fui llevando al día, se me hicieron muy pocas. Así de mucho consiguió engancharme.
Obviamente, y como deja claro lo mucho que me costó el piloto, no me ganó precisamente por el mundillo en el que se centra. Lo que viene a ser un caso de libro del “no eres tú, soy yo» seriéfilo. Pero si os digo esto es precisamente porque incluso si a vosotros tampoco os llama demasiado por las mismas razones que a mí, la segunda oportunidad es más que recomendable.
Así, la retomé sin esperarme demasiado, y resulta que me encontré con una serie con unos personajes muy interesantes. Y muy interesantes de una manera que se va viendo con el avance de los episodios, porque son personajes que existen sobre todo debajo de la superficie. Y la serie, que quede claro, es consciente de ello y va desarrollándolos poquito a poco, arañando cada vez más esa superficie hasta sacarlos completamente al exterior.
Quedamos, pues, en que es una de esas series que valen sobre todo por sus personajes, y que valen mucho. En ese sentido, igual una de las cosas que más llaman la atención es que en una serie con una pinta tan masculina, son los personajes femeninos los más fuertes. No solo física, sino especialmente en el sentido emocional. Incluso cuando las cosas están fuera de control, ellas mantienen cierto control y son dueñas de lo que hacen y lo que son. Incluso cuando juzgando la superficie pudiera parecer todo lo contrario. No les va a ser todo fácil, porque en esta serie las cosas no son así, pero están en un lugar mucho mejor que ellos. Porque ellas mismas han colocado las piezas para que así sea.
Los personajes masculinos, en cambio, son todos bombas de relojería que la serie te va preparando y avisando de que en cualquier momento pueden explotar. Bombas de relojería que engañan también a simple vista, porque muchas veces se esconden debajo de una calma aparente que es todo menos calma. Y lo mismo en el sentido contrario. De modo que si al empezar la serie parecía que Jay (Jonathan Tucker) era el que más problemas tenía, el desequilibrado de este pequeño universo, al avanzar vemos que más allá de sus mommy issues es el más sano y equilibrado de todos ellos.
A todos los demás, pero especialmente a Nate (Nick Jonas), los vemos formar un torbellino debajo de la superficie e ir creando una tormenta tremenda, de forma que la tensión emocional va creciendo a lo largo de toda la primera temporada, episodio a episodio y escena a escena. Y por experiencia os digo que, si sois muy de implicaros emocionalmente hasta niveles poco sanos con los personajes de las series que veis, de verdad que se acaba viviendo mucho, y de la mejor manera posible.
Todo esto, claro, es simplemente mi manera de convenceros a todos los que aún no la habéis visto para empezar esa pequeña maravilla que es Kingdom. Con suerte, os pasará como a mí y no tardaréis nada en reengancharos para la segunda temporada, que arrancó hace nada. Al fin y al cabo, la primera temporada fue solo la preparación. Y nos dejó con muchísimas ganas de ver cómo seguía explotando el universo de los Kulina.
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