Esta semana ha terminado en TV3 Cites. Ya hablamos de la serie hace unas semanas y la planteamos como la adaptación de la serie británica Dates. Pero no, no nos engañemos, Cites es mucho más que una adaptación. Ha ido mucho más allá del carisma del pesonaje de Oona Chaplin y ha creado un universo fascinante, un genial reflejo de las relaciones humanas, de la soledad, del miedo, de los prejuicios y las barreras… Y de Barcelona.

cites1Cites tiene fondo y tiene forma. Barcelona es espectacular. Qué ganas de irse a la ciudad condal y enamorarse. O sin enamorarse. Simplemente pasear, irse de cañas y de cena y gozar de una ciudad que en la serie se nos presenta como la perfecta para vivir. Y es que Cites ha sabido vestirse muy bien. El escenario es mágico, es una serie que comes con los ojos. Pero también han sabido vestir la serie con música. Siendo sincero, echo de menos que hubiesen apostado más por música en catalán (de la que ya hizo muy buena gala Polseres Vermelles) o en castellano. Pero, superado este escollo, las canciones en inglés con las que nos han amenizado las múltiples historias de Cites han sido todo un acierto. Una selección de temas que iban como anillo al dedo a las historias, al tono y a la vida bohemia y romántica de Barcelona. Solo por la música, la serie merece la pena.

Pero por muy buena que sea la música y por muy mágica que sea la ciudad de Barcelona, lo importante en una serie es su historia y aquí, Cites no tiene una. ¡Tiene un porrón de ellas! Dates fue un pequeño aperitivo. Nueve citas que eran como nueve bombones. Un interesante experimento que a muchos nos supo a poco y que se quedó en poco más que una anécdota. Pero claro, Cites ha tenido la oportunidad de profundizar mucho más que la original. Sin contar las de la finale, hemos vivido 24 variopintas citas en las que hemos podido explorar los recovecos del amor.

cites6Cites es una serie que cuenta citas entre desconocidos, pero no va de amor. No. Yo creo que Cites va de la soledad, del necesitar estar con alguien… o no. ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar? Va de juzgar y ser juzgados, de prejuicios y primeras impresiones, de lo que decimos y lo que callamos, de lo que era mejor no haber dicho o no haber callado. Va de la esperanza y de una lucecita, más grande o más pequeña, al final del túnel. Y va del miedo, a quedarse solo o a estar mal acompañado, a vivir demasiado o no lo suficiente, a equivocarse o a, de pronto, acertar. Cites va, en resumidas cuentas, de las relaciones humanas, de personas que interactúan entregándose la una a la otra. Una gozada de trasfondo que hace que, si Dates era el bombón, Cites sea la tarta.

La impecable selección de personajes nos ha brindado un montón de historias tan diferentes que pocos palos han quedado sin tocar: la obesidad, el sexo express, la diferencia de edad, la infidelidad, las ciber-relaciones, la paternidad, la homosexualidad… Es difícil no acabar sintiéndote identificado con algunas de las historias porque, al fin y al cabo, Cites habla de sentimientos que todos hemos tenido. Es como la vida misma.

Y así ha llegado a su final, con un batiburrillo de citas perfectamente ambientadas en Sant Jordi, con los últimos encuentros entre unos personajes que siguen adelante con sus vidas. Unos juntos, y otros simplemente revueltos. También los hay que no siguen, mientras otros deciden qué hacer. Cada uno, su final. De la misma forma que cada uno ha tenido su propia historia.

Cites, más que una serie, ha sido un amigo con el que quedas a tomar un gin tonic y te cuenta su vida, una charla agradable en un lugar cómodo y acogedor. Una serie por la que no te rasgarás las vestiduras como fan, pero que será una más que grata compañía. Si no la has visto, tienes una cita.

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