Cuando The Flash nació no era más que una serie a la sombra de Arrow. Un chico mono con poderes que se va a encargar de salvar el mundo desde el laboratorio de sus amigos no podía competir contra los abdominales de Queen, la historia traumática de la isla o, por supuesto, Olicity. Pero hubo un momento en el que todo dio la vuelta y Flash acabó desbancando a Arrow… Y, aunque espero no ser la única persona a la que le ha pasado, si eres más de Oliver que de Barry, estarás de acuerdo, aún así, de que Joe West (Jesse L. Martin) es amor. Tenía claro -y más después de esta temporada- de que Joe es una de las claves que hacen que me encante la serie.

Una persona que soluciona los problemas con pizza merece mi respeto.
No estamos acostumbrados a superhéroes con padres. Normalmente son seres solitarios y tristes porque no han tenido cariño en su vida y eso les hace m
erecerse un poco más la etiqueta de especial. Vale, Barry casi que tampoco tiene padres, pero Joe ha sabido ocupar ese pequeño vacío, y lo ha hecho muy bien. Podría haber sido el típico padre que pasa y te hace la vida imposible. Pero no, Joe adoptó a Barry después de que su padre matase -supuestamente- a su madre y fue como uno más de la familia.
Puede también que ese ‘ser uno más de la familia’ haya traído problemas en más de un capítulo, y es que tener de hermana a la chica que te gusta no es precisamente un buen plan. Lo más probable es que cualquier padre del mundo, aún sabiendo que no son realmente hermanos, habría intentando -por todos los medios, además- que esa relación jamás tuviese sentido. Pero como Joe es amor y sabe que Barry es un buen chico, que para eso le ha criado, encima ayuda a que ninguno de los dos lo pase mal y la situación no sea incómoda. Incluso se le nota, por esa risa que siempre se le escapa, que él era consciente de que esa tensión entre Iris y Barry existía antes de darse ellos cuenta.
Encima el hombre tampoco es que lo haya tenido fácil en la vida. Si ya era suficiente responsabilidad cuidar de Barry e Iris, su mujer decide desaparecer y dejarle solo frente al peligro. Y, de repente… ¡Bienvenido a la familia Wally! Que también vaya marrón. Aparece tu mujer años después, y es para decirte que se muere y que ah, tenemos un hijo, ¡sorpresa!
y Joe, como buena persona que es, intenta hacer todo lo posible por no ser un estorbo en la vida de Wally y que se siente cómodo, pero como también es sensato, se da cuenta de que su papel es el de padre y que, como tal, tiene que poner los puntos sobre las ies.
Su vena de poli duro -porque en todas estas series tiene que existir un padre policía que sea el enlace con la justicia- tampoco le impide saltarse un poco las reglas para ayudar a la ciudad con unos métodos un tanto al borde de la legalidad. Y es que lo primero siempre será cuidar de las personas a las que quieres, por muy poli que seas y muy duro que parezcas. Por eso sabe como ganarse el corazoncito del equipo y no duda en arriesgarse siempre que sea necesario.
Ahora que hemos podido ver a su doble de la versión de la Tierra a lo Fringe, queda mucho más claro que al Joe original hay que cuidarlo. Si nos da pena que muera un West un tanto rancio y elitista que se dedica a cantar y odia a Barry, imaginad la depresión si muriese el original. Esa es la prueba de fuego. Te adoptamos en el Reino, Joe West.
Joe es muy achuchable… es el típico tio que los que no conocimos a los abuelos querríamos que nos «nietoadoptase». De verdad que no puedo estar más de acuerdo.
Ahora, si queréis terminar de conquistarme, haced un «No te queremos… Iris West».
Y ya lo clavais