Con tanto que os hablo de la gran Serramoura, seguro que habéis pensado que en las series gallegas no nos dedicamos más que a causar muertes. Pero no, también tenemos series de salvar vidas y eso es precisamente lo que nos podemos encontrar en Urxencia Cero, la Anatomía de Grey gallega que nos narra la vida de los pacientes, médicos y enfermeros de la unidad de trasplantes del ficticio hospital Francisco Balmis.
La urgencia cero es el protocolo que se activa cuando un paciente necesita un órgano de urgencia y es precisamente en torno a este hecho que se desarrollan las tramas de la serie. Es una batalla por salvar vidas en la que la lucha suele estar siempre entre los sanos. Esta no es solo una serie de amoríos en quirófano. Es también una serie que aborda la dureza de la situación de unos enfermos que se enfrentan a una muerte inminente y los consecuentes problemas emocionales y morales que esto plantea.
¡Claro que hay líos de faldas! Y mucho odio, por supuesto. Sin ir más lejos, los dos cirujanos estrella del departamento son exmarido y exmujer. Y, para colmo, sus adjuntos se ven envueltos en una competición para mantener su puesto de trabajo frente a los recortes. Las rencillas, las zancadillas, los roces, el cariño… Todos los elementos de un culebrón más que elegante están servidos.
Pero el principal elemento diferenciador lo encontramos en los casos que deben resolver los doctores. Esos pacientes que esperan un órgano y sus familias que, generalmente, están desesperadas. ¿Cómo le dices a una mujer que solo puedes salvar o a su hijo o a su marido? Y lo que es peor, ¿cómo le explicas que la decisión no está en su mano? Problemas complejos, con un trasfondo que se queda muy lejos de la simpleza médica de otras series de hospitales.
Como es de esperar en un hospital, mientras las historias de los médicos continúan a lo largo de los capítulos, las de los pacientes vienen y van. Se salven o no, su caso acaba por resolverse y deben abandonar el Fracisco Balmis. Pero lo más particular de Urxencia Cero es que no se trata de un procedimental al uso. Esta no es la fórmula matemática de House por la que sabes que al final del capítulo encontrará la cura para el paciente. Una de las grandes bazas de Urxencia cero es que se nos presenta como una serie imprevisible, en la que un caso puede aparecer en cualquier momento del capítulo y su resolución, triste o feliz, puede sorprendernos en cualquier otro momento.
Nunca sabes qué esperar de cada caso y esto dota de emoción y dinamismo a una serie que vuelve a trasladarnos a las series profesionales con grandes dosis de riesgo. Una serie que podrá gustar más o menos, pero que debe ser un motivo de orgullo para cualquiera que aprecie la televisión pública.
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