A los premios de los críticos los recibimos a menudo como a Mr. Marshall: con alegría. Porque no tienen por qué quedar bien con unos o con otros. Porque no se centran únicamente en el último hype (Globos de Oro) o en la serie más que consolidada, ya casi caduca (Emmys). Los críticos critican. Y a veces, hasta positivamente. Por eso se agradece que den sus reconocimientos y premien lo que tantos espectadores hubieran querido. En especial, a Cookie Lyon (ganadora de LA VIDA), que es el personaje de la temporada, tan cuqui como cabrona cuando quiere. Terrence Howard no tendría un Empire sin ella. Y la Fox, tampoco.
También han tenido ojo -cuatro en este caso- para galardonar a alguien de American Horror Story que no fuera Jessica Lange. Y Sarah Paulson se merece, al menos, una mención por ese doble personaje que hubiera hecho las delicias de Lina Morgan en Vaya par de gemelas. Y, bueno, ya tendría que haber tenido al menos nominaciones por las temporadas anteriores… Lo mismo de lo mismo para un Saul Goodman (Bob Odenkirk) del que nunca se acordaron cuando estaba Breaking Bad y que ahora de pronto es la leche -que lo es- en Better Call Saul.
El caso de Allison Janney es único: vale para una gala convencional, para una del público, para una de la crítica y hasta para una de José Luis Moreno. Ella es maravillosa, una diosa, primorosa y no Ana Rosa, pero casi. Menos mal que sigue saliendo en dos series cada año, necesita la pasta para ir comprando nuevas casas que puedan albergar todos los premios que le dan, siempre insuficientes. Por drama, por comedia, por dramedia… Solo le falta presentar un reality. Y lo haría bien la tía.
Es estupendo también que Jeffrey Tambor, tan olvidado en Arrested Development, se haya destapado por fin como favorito por Transparent (atención al significado del nombre de la serie, YO NO LO PILLÉ hasta que ya la había acabado, ese es mi level). Y qué decir de Bradley Whitford, que tiene un mísero Emmy por El Ala Oeste de la Casa Blanca y nada por Studio 60 y hace unos días los críticos se acordaron de su papelito -pero papelón- en Trans-parent (ojo al título, por si no lo habéis cogido aún).
Y después de esta retahíla de nombres, de los recuerdos a The Americans o Justified que otras muchas galas obvian, llega la crítica a los críticos, en especial, en dos categorías. ¿Silicon Valley mejor comedia? ¿Pero es que hay alguien que se ría con este pastiche? Ay, estando ahí Jane The Virgin -y casi cualquier otra- en las nominaciones… Ya vale de dar premios a la HBO por ser la HBO. Esta serie no tiene gracia, ni en lo humorístico, ni en ningún otro aspecto. Los votantes en esta última entrega de premios no tienen por qué quedar bien, ¿qué hacen votando por este aburrimiento?
Y ahora voy a por la (aún mayor) polémica. Lo voy a decir. Sin medias tintas. Ya. Venga, que voy. Sin miedo a nada, como Álex Ubago: Bill Murray no merecía un premio por Olive Kitteridge. ¡Escándalo! Pues sí. Porque sale medio segundo e interpreta a Bill Murray. Y aunque queda simpático dentro de la miniserie, no es en absoluto su mejor trabajo. Ni el mejor cameo del año, ni siquiera el mejor cameo de la tv movie. Y lo siento, porque a mí el señor me cae bastante bien y es muy guay y es muy cool y dice cosas mu graciosas en twitter y todo. Pero, por muy bien que quede en cualquier fotocol que se precie, lo siento pero aquí no cuela.
Y ya. Recibo tomates en la cara en tres, dos…
Últimamente las series hablan de lo mismo, zombies, policías, crímen, miedo, y recientemente vi la serie «Ballers» una nueva propuesta de HBO, que me agradó, sale de lo que últimamente todos nos proponen, si bien es algo pretenciosa, se agradece la propuesta de algo nuevo.