¿Qué pasaría si supieras que tienes un 50% de posibilidades de tener una enfermedad que hará que tu vida cambie por completo de la manera más cruel posible? Imaginaos ser conscientes de las probabilidades, saber que solo existen dos opciones: tener el gen que determina que la enfermedad está presente o no tenerlo, y saber que vas a vivir libre de una enfermedad terrible. E imaginaos que, después de años de vivir el experimento del gato de Schrödinger, os decidís a averiguar mediante un test genético en qué lado de la suerte han decidido caer los dados.

Eso es justamente lo que nos muestra The Lion’s Mouth Opens, un documental de media hora que se emitió hace unas semanas en la HBO. En él seguimos a la cineasta Marianna Palka y compartimos con ella las horas antes y después de recibir los resultados del test genético que le dirá si tiene o no el gen determinante de la enfermedad de Huntington.

El título hace referencia a un poema de Bob Dylan sobre Woody Guthrie, que padecía la enfermedad. Un poema que Marianna recita en un momento del documental, en el que intercalan imágenes de personas con la enfermedad. Éste (junto con la sutileza del juego de dados al principio de la media hora) es quizá el momento más forzado del documental, pero solo en cierto modo. Porque no deja de tener su importancia y su naturalidad, y se puede ver también que el poema es importante y tiene un significado para ella, y pasa a tenerlo también para nosotros.

El documental muestra un proceso y una situación que no solemos ver habitualmente, al menos no en un medio tan dado a la certidumbre y las claras esperanzas como la televisión. Y es un proceso que no es fácil. Nos presenta a Marianna, y nos presenta su propio miedo a la incertidumbre, a las posibilidades. Y nos muestra a las personas de su alrededor, como cuenta Jason Ritter, buscando signos de la enfermedad en ella sin saber si le tocará o no.

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Resulta muy interesante y muy real la forma de Marianna de entender sus propias probabilidades. Afronta la vida dando por hecho que no tiene el gen, parte de ella siempre lo ha dado por hecho. Pero otra parte no puede estar segura. Y eso es algo que llegamos a entender perfectamente a través de ella. Y así vivimos los nervios de la noche de antes, de saber que un resultado que cambiará tu vida, para bien o para mal, está en un sobre esperando.

Entre tanto, nos dan a conocer algo más de la enfermedad, una enfermedad que es una enfermedad rara, por lo que mucha gente no sabe nada de ella (de hecho, si yo conocía algo sobre el tema es porque recuerdo que hubo una trama así en Everwood, pero no es una enfermedad con la que me haya cruzado en la vida real), y sin darnos unas clases magistrales, porque tampoco se trata de eso, la pinta a grandes rasgos como una mezcla de Parkinson y Alzheimer. Y, sobre todo, nos la muestra en la manera en que ha afectado a la vida de la propia protagonista, puesto que, al tratarse de una enfermedad hereditaria autosómica dominante, no es ni mucho menos una extraña a las consecuencias de ésta en el enfermo y todas las personas de su alrededor; Marianna ya había visto a su padre pasar por todas las etapas de la enfermedad.

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Y llega la hora de ir a recoger los resultados. Entramos con ella a la consulta, a enfrentarse a sus miedos, y compartimos con ella un momento absolutamente privado, vulnerable, uno de los momentos más importantes de su vida. Recibimos los resultados con ella y, sin necesidad de palabras, vemos todo lo que pasa por su mente en ese momento.

El documental no acaba aquí, sino que nos muestra las reacciones de ella, las reacciones de sus amigos. El plantearse un futuro, bueno o malo, que hasta ese momento no había sido nada seguro. Ahora es una certeza, y de algún modo la vemos reorganizarse.

Es un documental que merece la pena por todo lo que nos muestra. Por darnos a conocer un lado muy humano de una enfermedad que a muchos nos resulta bastante desconocida. Por mostrarnos sin artificios una realidad. Por mostrarnos a una persona en un momento tremendamente vulnerable. Por mostrarnos una parte de la vida que no siempre se atreve a mostrarnos la televisión.