Si os pasa como a mí, probablemente hasta hace unos días ni os habíais dado cuenta de que The Carmichael Show era una serie que existía. La NBC la aparcó para emitirla de golpe y porrazo en tres semanas al final del verano, un poco así discretamente y para que no se notara. Y así, si alguno de nosotros había pensado en igual echarle un vistazo, pronto decidió que, si querían hacerla desaparecer tan de golpe y por la puerta de atrás, igual es que era profundamente espantosa y no merecía la pena molestarse en echarle un vistazo.

Y entonces, así casi por casualidad, la gente empezó a hablar de ella. A mí me ocurrió que, de no haber oído absolutamente nada de ella, pasé a escuchar comentarios a una, dos, tres personas. Y poco a poco fueron algunas más, insistiendo todas ellas en que de verdad que merecía la pena. Que era una de esas sorpresas que de vez en cuando aparecen así casi sin darnos cuenta. Una de esas sorpresas que a más de uno nos pasarían completamente desapercibidas si no fuera por el boca-oreja.

Así que decidí que, por qué no, iba a darle una oportunidad. Total, estábamos en esas semanas en las que me sobraban días y me faltaban episodios (algo que de aquí a navidades volverá a ser un concepto absolutamente marciano para mí), y al fin y al cabo eran solo seis episodios de veinte minutos. Qué leches, si hay películas más largas que una temporada entera de The Carmichael Show. De modo que aproveché un domingo que tenía libre y en media tarde me uní al club de los defensores de esta pequeña joyita.

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Si ahora ya os va picando la curiosidad y decidís, como gente de bien, dedicarle un par de horas de vuestras vidas a esta comedia de la NBC, os aviso, eso sí, que lo primero de todo debéis entender qué es lo que os vais a encontrar. Y es que The Carmichael Show es una mezcla curiosa de forma y contenido.

En cuanto a la forma, imaginaos una sitcom de risas enlatadas en la que los personajes gritan esperando la carcajada al final de cada frase. Más específicamente, imaginaos esa misma serie protagonizada por una familia negra, y probablemente os vengan flashbacks a los noventa. Y, efectivamente, en la forma es exactamente eso, un flashback tremendo a hace veintitantos años.

Pero esa forma se complementa con un contenido que es de todo menos rancio. Un contenido que se atreve a tratar temas de los que sería mucho más sencillo pasar de largo. De hecho, deja claro muy pronto que es precisamente el tratar estos temas lo que más le interesa. Y que le interesa hacerlo desde su propio punto de vista, y de una forma tremendamente inteligente.

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Haciendo siempre mucho hincapié en temas raciales, siempre desde una perspectiva que suena sincera y natural, se atreve también con temas como la transexualidad de una manera muy honesta. O entra en la conversación de la diferencia de clases y el papel de la comida en ella.

Lo que está claro es que The Carmichael Show puede ser una serie que a simple vista parezca muy sencillita, muy corriente, algo que ya hemos visto y que no tiene nada que aportar. Pero prácticamente desde el principio, y especialmente a partir del segundo episodio, que es bastante mejor que el primero, deja muy claro que es una serie que tiene mucho que contar. Y que tiene mucho que aportar. Y de esas no andamos precisamente sobrados.

Así que no me queda más que unirme a las recomendaciones que se han ido acumulando estas últimas semanas, porque de verdad que merece la pena. Y ahora que la NBC ha decidido darle una segunda temporada, de verdad os animo a que le dediquéis un par de horas de vuestra vida a una muy sólida primera temporada. Ya veréis que son dos horas muy bien invertidas.