Después de quince nuevos capítulos llenos de sorpresas, la gallega Serramoura ha despedido su segunda temporada por todo lo alto. Nuevos casos, nuevos misterios… y muchos meses de espera hasta que podamos descubrir qué ha pasado.
Arrancamos la temporada con la familia de Marga sobrecogida por la apareción del cadáver de su madre. Nadie imaginaba los muchos secretos que se escondían detrás de la desaparición de esta mujer que, sin embargo, todos creían que estaba huída. Todo el pueblo había estado implicado en algún momento de la muerte de esta señora. Los Fiúza, los Soutelo, la propia familia Neira y hasta la mismísima guardia civil. Demasiados secretos detrás de un caso cuya resolución nos sorprendió a todos. No ya solo por el culpable, sino por la interpretación de la ley que Marga quiso hacer.
Pero, con el caso archivado, la paz no pudo volver a casa de los Neira. El destino quiso que otra muerte los pusiese contra las cuerdas. El fichaje de Sheyla Fariña por la serie de TVE Acacias 38 ya nos hacía temer lo peor para su personaje Álex, pero los primeros capítulos lograron despistarnos. Álex lograba el trabajo de sus sueños en Madrid y nos abandonaba ¡viva! Desgraciadamente, cantamos victoria demasiado pronto. Álex poco tardó en regresar, en secreto, a Serramoura. La vimos pasear por los montes, escondiéndose hasta de su padre, mintiendo como si nunca hubiese estado allí.
Mientras tanto, en el cuartel se encargaban de uno de los casos más duros de toda la serie: la violación de Luz. Cuatro sospechosos y solo un culpable. Descubrirlo no fue fácil y superarlo… ya hemos visto que ha sido imposible. Pero, tarde o temprano, el equipo que forman Marga, Diego y Quique en el Cuartel siempre logran dar con la verdad y el responsable acabó entre rejas. Aunque no por mucho tiempo.
La gran desgracia de la familia Neira fue lo siguiente en llegar y, en los mismos montes en los que habíamos visto a Álex tramando algo, apareció su cadáver. Y con la Iglesia topamos. Álex había estado siguiendo al cura de Serramoura, un hombre que parece un santo pero que, al mismo tiempo, es capaz de aliarse con el mismísimo (y malísimo) Santos. Algo oscuro se escondía detrás de la Iglesia y la Guardia Civil no tardó en destapar una trama de tráfico de obras de arte religiosas. El problema es que dar con el culpable resultó un poco más difícil.
Los guionistas jugaron con nosotros con gran inteligencia. El asesino estuvo ahí desde el principio. Todo le apuntaba. Y no supimos verlo. Quizás porque también estábamos ocupados con las preocupaciones de Evaristo. El patriarca de los Fiúza, prácticamente arruinado, tenía todas sus esperanzas puestas en unas elecciones municipales en las que llevaba las de perder. Ni el dinero ni el apoyo de los Soutelo lograron captar seguidores suficientes para llenar sus mítines, pero el destino se guardaba un as en la manga. El regreso del violador de Luz a Serramoura puso en vilo a todo el pueblo, pero solo Evaristo se atrevió a plantarle cara (a él y a la Guardia Civil) ganándose así el apoyo d sus convecinos.
Llegamos así al último capítulo de la temporada con Evaristo de alcalde y un nuevo muerto en los montes. Un cuadrillero ilegal con el que se abre un nuevo caso para unos Diego y Marga cada día más unidos, aunque ella insista en resistirse al cachas de la serie. Los rusos han llegado a Serramoura y parece que para quedarse, para liarla parda como los colombianos en Matalobos. Pero, como un crimen sin resolver es poca cosa, se suma un nuevo caso. Que si habían ocurido cosas extrañas en este pequeño pueblo, el asesinato de toda una familia en donde solo se salva la hija pequeña se lleva la palma. ¿El asesino? El demonio. O eso dice la niña.
El futuro de la serie pinta mejor que nunca y este final de temporada nos ha dejado los dientes muy largos y muchas, muchísimas, ganas de más.
Pero, volviendo a lo que ya hemos visto, ha sido mucho lo que ha ocurrido en estos nuevos capítulos de Serramoura y no me puedo quejar de la serie que tenemos. Pero yo esperaba más. Serramoura es thriller y, esta vez, el melodrama y las tramas políticas le han robado peso. Tanto, que al final la muerte de Álex casi parecía no importar a nadie. Aunque claro, la muerte en un pueblo como este es el pan de cada día. Todo hay que decirlo.
El interés de las historias ha decaído. Quizás porque descartar a nuestros protagonistas en las investigaciones policiales hace que estas nos importen menos. Pero el interés en Serramoura se ha mantenido. Gracias, sobre todo, a personajes como Santos. Un domingo sin sus chistosas frases lapidarias rebosantes de retranca… no es domingo. Y así lo vamos a sufrir los próximos meses, sin la que es una de las mejores series españolas del momento.
Por suerte, TVG sigue apostando por la ficción y la semana próxima estrena ‘Urxencia Cero’, una de médicos especializados en transplantes y, por lo que hemos visto en las promos, en amoríos. Pero esto ya os lo contaremos aquí en el Reino la próxima semana. Hoy solo toca desearle una larga vida a Serramoura porque el avance que hemos podido ver de lo que está por venir… desde luego que promete.
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