A estas alturas ha quedado claro: no creo que le sorprenda a nadie descubrir que nos gustan las mamarrachadas. No, de hecho no es que simplemente nos gusten, es que necesitamos mamarrachadas. Su existencia en nuestra vida seriéfila hace que todo sea siempre un poquito mejor. Y en una temporada de estrenos que pintaba peor que la perspectiva de ser psicoanalizado por Ryan Murphy, las mamarrachadas eran nuestra única esperanza. Y así es como Quantico ha venido para salvarnos a todos.
Ya desde el primer episodio deja muy claro que va a hacer todo lo posible por no decepcionarnos. Qué leches, ya la propia premisa de la serie deja muy claro que quiere darnos todas las dosis de mamarrachismo que necesitamos. Porque a ver qué podemos esperar si no de una serie sobre gente guapa aprendiendo a ser agentes del FBI con un futuro-presente ataque terrorista en medio de todo, en algo que podría describirse como la versión ultra-mamarracha de Homeland meets Grey’s Anatomy. De la mano de Josh Safran, que nos dio esas joyas que fueron Gossip Girl y Smash (no, en serio, espero que el ataque terrorista sea cosa de Gossip Girl, y que en algún momento aleatorio se paren todos a marcarse un numerito de Bollywood sin razón aparente más allá de tener a Priyanka Chopra como protagonista).
Que las cosas como son, no nos interesa especialmente el misterio del ataque terrorista. Que la prota esté justo en medio y tenga que demostrar que ella no ha tenido nada que ver con el atentado mientras huye del FBI nos da bastante igual. No nos interesa especialmente cuál de ellos, si es que alguno medio relevante, está implicado. Cuando entra en el tema misterio, parece que intenta tomarse en serio. Y no. Aunque la imagen de Alex y su pelazo huyendo de la incompetencia del FBI discretamente lo vale todo.
Si huyes del FBI, tienes que huir con estilo.
Lo mejor, ya digo, es la academia. ¿Sabéis la ineptitud de las fuerzas del orden en todas las series jamás creadas? Pues esto lo explica, dejando muy claro que en Quantico lo que les enseñan es que lo mejor que puedes hacer en caso de atentado es siempre volver a la escena del crimen. Y a tu casa, si eres sospechoso. Y, en caso de ser FBI con todo el entrenamiento hecho, ir de un sitio a otro en manada, de forma que dejes tiempo y espacio al sospechoso de turno para evitar a todo tu equipo, que de eso se trata. Es decir, que el FBI se forme como nos muestran en Quantico hace que The Following sea algo absolutamente creíble. De hecho, hace posible hasta entender el nivel experto de ineptitud del departamento de policía de Rosewood. Porque, si el FBI se entrena así, ¿a qué clase de campamento de verano mandaron a Toby y su compañero el de la baja por ataque de pelotas de tenis?
En esa academia donde forman a lo mejor de lo mejor, y como obviamente no podía ser de otra manera, es todo muy al estilo Grey’s. Hasta el punto de que probablemente el comienzo del piloto le dio a más de uno cierta sensación de déjà vu. Sí, Quantico es una serie que bebe mucho del universo shondiano. Y, si bien Shonda nunca habría sido tan torpe como para pensar que meter el misterio del atentado en la primera temporada era buena idea, lo cierto es que en lo demás son alumnos bastante decentes. Sin llegar nunca al nivel de Shondaland, que quede claro, pero todos los aspirantes a agente inepto del FBI son guapos, tienen sus secretitos y sus líos y están más pendientes de quién es más o menos guapo que de aprender a resolver nada. Algo que, por supuesto, está dentro de los objetivos del currículo del curso.
En Quantico solo te dejan entrar si eres guapo.
Pero nada supera, de todos modos, a esa maravilla que es ver cómo todos parecen estar esforzándose al máximo por parecer sospechosos. Hasta tal punto que cada escena parece sacada de un sketch de Saturday Night Live. Y no solo eso, sino que como están todos tan entretenidos con ello, no ven al resto intentando ser sospechosos. Lo que nos da un resultado tremendamente cómico. Y, de hecho, los secretos individuales incluso funcionan. De una manera que probablemente no tiene la intensidad que busca la serie, pero que igualmente nos mantiene relativamente intrigados.
En general, Quantico es una serie que parece más una serie de instituto que una protagonizada por personas que se suponen adultas. Pero da igual, es precisamente eso lo que la hace tan maravillosa. Y le añadimos a eso todos los secretitos y hasta un twin twist y consiguen que se nos pasen los episodios volando. Ahora falta ver si la serie es capaz de mantenerse así durante al menos toda la temporada. Pero eh, aunque no lo haga, siempre nos quedará el pelazo de Alex Parrish.
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