En Reino de Series queremos al Clone Club. Lo queremos tanto que ya hemos fangirleado sobre Alison y Cosima (dadnos tiempo, que seguro que vendrán más), haciendo un poco la vista gorda ante esta tercera temporada tan rara que se han marcado. Pero tampoco podemos negar lo irregular que ha sido Orphan Black este año. Algunas de las previsiones que teníamos antes de empezar se han cumplido, entre ellas varios de nuestros temores. Total, que al final se nos ha quedao el cuerpo regulero. Lógicamente, esto está lleno de SPOILERS.

La gran novedad encarnada en la figura de Ari Millen, pues… ni que sí ni que no. El chico era correcto como Mark, pero al darle tanta responsabilidad se ha demostrado que para interpretar clones se necesita ser extraordinario. Ni la trama Castor ha funcionado del todo, ni sus clones nos han terminado de conquistar (o empezado, para el caso). Al lado del trabajo que hace Tatiana, Ari palidece, ya que no es capaz de dar esos matices tan interesantes para diferenciar a un clon de otro; ni construir esa personalidad única de cada uno que con Tatiana se percibe en una sola mirada; ni, en general, hacer que queramos ver más. Entendemos que el nivel estaba muy alto y que la sombra de Tatiana es alargada, pero si algunos se atrevieron a criticar a Sarah Michelle Gellar por ese experimento fallido que fue Ringer, ¿cómo no criticar lo flojito que está aquí Ari Millen? Lo sentimos, Ari. Al principio confiábamos en ti, pero los clones Castor nos han dado bajona.

Lo bueno de esta serie es que incluso cuando la trama de Castor se fue por las ramas y llegamos a pensar que descarrilaría, pudimos seguir enganchados al mundo paralelo de Alison y Donnie montándose su propio cártel de droga en el barrio. Hay una escena (todos sabéis cuál) que es demasiado top para describirla, así que mejor os dejo una foto para que rememoréis la grandiosidad de ese momento:

alison and donnie

Alison y Donnie montándose su propio spin-off dentro de la serie

Como siempre, Orphan Black se ha movido en una combinación extraña de comedia, acción, teorías conspirativas, vueltas de tuerca (quizás en esta temporada demasiadas), misterios y momentos entrañables que hacen que sea fácil seguir ahí aunque flojee. Es decir, es raro que no haya una determinada línea argumental que te interese o un personaje que te dé demasiado la vida como para abandonarlo. Siempre puedes babear admirando las dotes interpretativas de Tatiana Maslany, que esta temporada ha logrado hasta que me dé pena Rachel de lo buena actriz que es. Y nos han presentado a Krystal, un clon nuevo maravilloso que esperemos que tenga más recorrido en la serie porque puede dar momentazos a poco que la pongan a relacionarse con el resto de personajes. Aunque, eso sí, necesitamos más Felix, ¿no creéis?

También hemos descubierto algunas cosas, la más importante que por fin se ha conocido de quién es el material genético original, en un giro de guión tan inesperado y rebuscado que todavía no sé cómo tomarme. La madre de Mrs. S y, por tanto, abuela de Sarah y, por tanto, bisabuela de Kira, resulta que tiene dos líneas genéticas distintas porque absorbió a un gemelo intrauterino. WTF? Que sí, que ya sé que es biológicamente correcto y realista, pero es tan random que me parece exagerado. Al final todo queda en familia. ¡Y qué mala hostia tiene la jodida señora! Agradezco, eso sí, que Mrs. S al fin haya tenido su redención, ofreciéndose como madre para Helena y demostrando que está más del lado de las sestras que de ningún otro (aunque sigue siendo un personaje muy gris por momentos). Han ido de paseo familiar a Londres, la mujer ha cantado… Muy bonito. Te queremos, Siobhan.

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Krystal, acabamos de conocerte y ya te queremos

Y voy ya con lo más “polémico” de la temporada, la muerte de ¿dos? personajes que siempre parecían jugar entre dos bandos, pero que este año han dejado las cosas más claras. Pongo dos entre interrogaciones, porque creo que sólo se han cargado a Paul, sinceramente. El muchacho no tenía ya mucho más papel que cumplir y su muerte ha sido muy épica, declaración de amor mediante. Ya que hemos hablado de redenciones, Paul es otro que se ha apuntado un tanto (aunque haya tenido que ser a costa de su propia vida). Lo de Delphine, en cambio, lo han dejado en suspense y yo soy de las que duda mucho que se hayan llevado por delante a los dos ships más importantes de la serie en una misma temporada. Que, por cierto, a la mujer le ha sentado muy bien tener más mala hostia e ir de jefaza, aunque para ello Evelyne Brochu haya tenido que alisarse su fantástico pelazo. Mi teoría es que con Delphine se han marcado un Helena primera temporada. Acordaos de mis palabras.

Al final parece que han optado por resetear un poco la serie y volver a recordarnos el poder de los neoevolucionistas, que ya los teníamos olvidados y resulta que son los que manejan todo el cotarro. Shay va a ser de los neoevolucionistas al final, ya lo veréis. Es demasiado guapa como para ser así al natural, está claro que se ha hecho alguna modificación genética en los ojos para tenerlos tan bonitos. Que no nos engañe. En general, la temporada ha ido de menos a más coincidiendo (ahhhh, sorpresa) con que los Castor han dejado de acaparar protagonismo a medida que avanzaban los episodios. El poder de la serie sigue estando en Tatiana y en las clones, y cuando las ponen a todas a interactuar como en esa preciosa cena familiar con Alison como anfitriona… Ay, se nos deshace el corazón de alegría. Queremos ver más de esto y menos idas de olla militares y pseudoconspiranoides. Dadle minutos a las sestras, minutos también a Felix, a Mrs. S, a Donnie y hasta a Scott si me apuras (personificación de lo que en mi tierra llamamos riquiño) y haced que Orphan Black vuelva a brillar. Ha terminado mejor que cómo empezó, así que a esto nos aferramos para esperar una cuarta temporada más inspirada.

Para seguir celebrando a Tatiana Maslany y el buen trabajo del equipo técnico, BBC America ha sacado un vídeo de cómo se hizo esa escena final. Aquí os lo dejo para que sigáis flipando en chiribitas: