Llego con retraso al final de temporada de Penny Dreadful, lo sé, pero tengo mi pequeña excusa. Para mi Penny es una de esas series que sabes que tienes que ver, pero que no puedes hacerlo en cualquier momento. Aunque llegue a casa y sepa que está ahí, pendiente, mirándome Eva Green con esos ojazos, si estás agotada sólo te apetece ponerte cualquier comedia y darle a la doble velocidad. Es una de esas series que tienes que ver relajado y consciente de lo que te vas a encontrar, una serie con la que disfrutar de los detalles de la puesta en escena, de esa música que te pone los pelos de punta, de la profundidad de los personajes… O más bien de algunos personajes. Saquemos a la luz el tema de Víctor Frankenstein (Harry Treadaway).

¡Atención spoilers!

Al principio, la serie nos presenta a un Dr. Frankenstein muy joven que se dedica a la medicina, algo perdido debido a su fascinación por la muerte. Un actor demasiado guapo que se esconde tras esas ojeras que nos deberían parecer sexys pero que dan bastante grimilla.

Poco a poco nos vamos dando cuenta de que es demasiado arrogante y de que su trama pues… Más bien no nos interesa absolutamente nada. Si la parte de Mina y Vanessa se lo come con patatas –porque es lógico y normal- y en la primera temporada pasa bastante desapercibido, e incluso da esa perecita de uf, otra vez esta trama, cuando llega un momento en el que hasta tus criaturas nos importan más que tú, pues hombre, tienes un problema.

Parece que el resucitado sin sangre más bien es él, y es que el señor Clare (Rory Kinnear) se gana el corazoncito con esa pena y trama típica de soy la persona más tierna y buena del mundo pero como soy feo nadie me quiere. Y es que mira que es paradito el señor, que hasta Vanessa tiene que acompañarle a comprar la ropa para ‘su prima’ que acaba de resucitar y que casualmente nunca se cruza con el señor Chandler (Josh Hartnett)-aunque ese es otro tema- y en un segundo pasa del ‘qué vergüenza no sé cómo mirarte y eso que te cree para que le hicieses compañía a mi otra criatura’ al ‘tú de aquí no sales porque eres sólo mía’ y da bastante repelús de señor acosador machista envidioso.

Y si la cosa de ‘bueno mira está enamorado el pobre hombre qué se le va a hacer’ consigue que le odies un poco menos por hacerle la vida imposible a Clare, cuando se topa con la escena –terriblemente alucinante- de Lily (Billie Piper) y Dorian Grey (Reeve Carney) bailando en el salón con sus preciosos trajes y todo divino como suele pasar en Penny, que te arreglas para ir al baile y acabas bañado en sangre, consiguen que disfrutes con su impotencia. Y es que ni matarlos puede el pobre hombre. Es lo que te pasa cuando te metes con gente resucitada, amigo.

Para terminar diré que el hecho de que ame la literatura lo hace más adorable, pero también algo repelente al nivel de pon el dedo en el libro de Shakespeare y ese será tu nombre, segunda criatura. Que también es tener mala suerte lo de Proteus, nadie se salva… Y es que aquí no se acaba comiendo perdices, sino más bien pinchándote morfina, que aunque sabemos que nuestro Frankenstein necesita una serie de medicinas debido al asma que padece desde pequeño, todo lo que le ocurre al final de la segunda temporada consigue que termine casi más enganchado que House a la vicodina.

No sabemos si acabará siendo su perdición, pero su final seguramente hasta nos acabe doliendo. Y es que aunque sea el personaje menos atractivo de la serie, sus criaturas nos van a alegrar más de una trama y se merecen amor.