En el mundo realitiero tengo que confesar que hay muchas cosas que empiezo a ver por pura curiosidad. Y como es obvio, esto ocurre principalmente en verano, cuando (en teoría) tenemos más tiempo libre para ver cosas porque (en teoría) la parrilla televisiva se queda algo más vacía mientras espera a que llegue septiembre para volver a saturarnos de episodios cada semana. Y aunque muchas veces esta mayor disponibilidad de tiempo y opciones se queda en la teoría más que en la práctica, lo cierto es que el verano sigue siendo la época más apropiada para echarles un vistazo a realities que, aunque muchas veces no pasen de una temporada, merecen la pena aunque sea como mera curiosidad.

Esto es justamente lo que ocurrió hace un par de años con Whodunnit. El reality de la ABC llegó con una propuesta como poco curiosa, y me llamó la atención lo suficiente como para añadirlo a mi lista de episodios semanales. Conforme lo iba viendo, sabía que se iba a quedar en una curiosidad de un verano y que, aun en el improbable caso de que lo renovaran (cosa que finalmente no ocurrió), probablemente tampoco iba a seguir con él más allá de su primera temporada. Lo que no quiere decir que no me pareciera estupenda a su manera.

¿Que qué era Whodunnit? Pues imaginaos una partida de Cluedo hecha reality. Los concursantes son los invitados en una mansión en la que cada semana ocurre un asesinato. A través de una serie de pistas, tienen que tratar de deducir no solo las circunstancias de cada asesinato, sino cuál de los demás invitados es, en realidad el asesino, que se está haciendo pasar por uno de ellos.. El concursante que más falle, será la víctima del próximo asesinato, que obviamente el resto tendrán que intentar resolver, hasta que finalmente solo queden dos invitados en pie: el ganador y el asesino.

Así dicho y explicado, probablemente os hayáis quedado con la idea de que Whodunnit es un concepto pelín ridículo. Y sí, lo es, pero al mismo tiempo es tan maravillosamente consciente e inconsciente de esto que hace que el visionado sea realmente entretenido.

whodunnit

Las verdaderas estrellas de Whodunnit

¿Por qué merece la pena? Lo primero de todo, por los crímenes. Siempre resultaban bastante divertidos y, en algunos casos tremendamente originales. Recuerdo que cada semana lo que más esperaba del programa era ver cómo “mataban” al concursante que fuera. De hecho, lo veía completamente convencida de que los propios concursantes estaban más interesados muchas veces en lo maravilloso y loco de su propio “asesinato” que en resolver cualquier tipo de misterio.

Por lo demás, y pesar de ser un reality de concursantes, es cierto que quizá por lo que digo de las escenas del crimen, no eran realmente los propios concursantes mi principal incentivo para ver el programa. No conseguía que invirtieses tanto en ello como sí pueden conseguir otros realities. Pero sí que llegó un punto en que a pesar de todo, tenías un mínimo interés por cada uno de los que quedaban, suficiente como para llegar a apoyar a alguno. Y, por supuesto, para jugar con ellos, intentando averiguar cuál era el asesino. Sin olvidarnos de ese genial añadido que era Giles, el mayordomo, presentador y guía en la mansión.

La propia base del programa, como digo, era como un juego de Cluedo llevado a la televisión, con un punto bastante ridículo. No es uno de los mejores realities que he visto jamás. Pero es un reality inofensivo, entretenido y con un punto muy mamarracho (que no necesariamente trash). A mí me dio muchos grandes momentos durante su primera y única temporada. Y, aunque tampoco es que precisamente llorara por su cancelación, lo cierto es que sí creo que es uno de esos realities que merece la pena recordar y recomendar de vez en cuando. Porque es una muestra estupenda de la variedad tan genial que nos puede dar todo este subgénero televisivo.