Estamos ante una etapa maravillosa para la ficción española. Por fin, el prestigio de la nueva edad de oro de las series ha llegado a nuestro país. Netflix y Movistar + han entrado en el mercado dispuestos a invertir mucho dinero en ficción. Flooxer está dando oportunidades a los nuevos creadores y hasta marcas como El Corte Inglés crean branded content/series para nuevas plataformas como Instagram.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El nuevo prestigio de las series hace que muchos se quieran unir al carro. Gente que, en muchas ocasiones, ni siquiera sabe cómo se hace una serie. Directores de cine que se piensan que pueden cortar en trozos una película larga y que eso es la televisión.

No es algo únicamente español. Movistar + copió la apuesta de Amazon de ofrecer a grandes directores la oportunidad de dirigir ficción. Y no siempre sale bien. El más claro ejemplo de ello es Crisis in Six Scenes. La serie de Woody Allen con Miley Cyrus de protagonista tenía el reparto, el director y el presupuesto para que no diera vergüenza ajena. Lamentablemente, el resultado no pudo ser más lamentable.

El caso español

En España también está pasando. Vergüenza daba vergüenza ajena. Y no de la manera que se pretendía desde la dirección. Félix, del aclamado Cesc Gay, dificílmente puede ser peor. El episodio piloto de Matar al Padre, de Mar Coll, es para apagar la tele y no volver a encenderla en una de semana.

Y, no es que en España no se sepan hacer series. La maravillosa Vis a Vis, el último fenómeno de Fariña, Sé Quién Eres, El Accidente o, hablando de Movistar + y directores de cine, incluso La Peste o La Zona nos muestran que se pueden hacer series de ficción de calidad. Solo hay que querer.

Como en el caso de Woody Allen, el problema más evidente en estas nuevas series “de autor” viene desde su planteamiento. Mar Coll ya afirmó que su serie sería la “serie que querría ver desde su casa”. Y parece que, como Almódovar, Mar Coll no tiene muchos referentes en el mundo de las series.

Para hacer buena televisión, hay que amar la televisión

Una serie no es una película. Saber hacer películas –o vídeos en Youtube- no quiere decir que puedas hacer una serie. Cuando no sabes cómo hacer algo, hay que aprender. Hay que investigar. De la misma manera que es imposible ser un buen escritor sin haber leído mucho, no se puede ser un buen showrunner sin haber visto muchas series.

La apuesta de Movistar + por la nueva ficción española habría tenido mejores resultados si no se hubieran buscado directores de cine reconocidos, sino gente con ganas de hacer televisión. Que en vez de personas que han querido subirse al carro porque la tele da dinero, fueran personas que conozcan el medio y que sean conscientes que decir que una serie parece una película es una frase de hace tres décadas. No es difícil.

Un día cualquiera en emisión hay decenas de series mejores (en interpretaciones, en profundidad, en dirección, en fotografía…) que toda la cartelera de cualquier multicine. Ya es hora de ser conscientes.

Y no es una cuestión de narrativas, miremos por ejemplo a David Lynch y a esa maravilla que es Twin Peaks o a lo que hace Donald Glover en cada capítulo de Atlanta. Se trata de conocer el formato. Si lo conoces, puedes hacer lo que quieras con sentido. También con muchas más posibilidades que en el cine.

Looser, el gran fracaso de Flooxer

Un caso parecido lo encontramos con Looser, la serie de Soy una Pringada. Una serie que estábamos deseando ver y que ha resultado ser peor de lo que cualquier podría imaginar. No es la primera Youtuber que se convierte en creadora de ficción, tenemos por ejemplo, a Issa Rae e Insecure, pero a diferencia de la serie de HBO, en Looser no hay nada que salvar.

A Esty Quesada no le faltan referentes (como se encarga de recordar cada 3 segundos en cada episodio de su serie) pero si le faltan conocimientos. Looser necesita estructura, un guión diferente al de un vídeo de Youtube y, sobre todo, dirección de actores.

Que te compren hacer una serie con tus colegas está muy bien pero, si quieres ser como Lena Dunham, hay que tomárselo en serio. En Looser, hasta los actores que saben actuar están fatal. Pero fatal al nivel de coger tres personas aleatorias de la calle y decirles que lean un texto frente a una cámara cualquiera.

Y no es cuestión de no empatizar con el tipo de contenido de Soy una Pringada. Hasta el más fan de sus vídeos de Youtube, tiene que admitir que Looser es, desgraciadamente, un proyecto fallido. Un caso más de esa moda de hacer series sin saber (o saber hacer) cómo debe ser una serie en realidad. Justo el caso contrario a Paquita Salas.

Una situación prometedora

La situación no podía ser mejor para los amantes de las series españolas. Cada vez se destina más dinero a crear nuevos productos de ficción. Solo queda que se lo encarguen a las personas adecuadas. Y que esas personas se lo tomen en serio. Así, estaremos también en España, ante una nueva era de oro. Como diría Esty Quesada, real. Real.