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Las misiones de SHIELD se vuelven cada vez más interesantes
Antes de empezar, esto es una review así que… ¡spoilers!
Ya hemos repetido en más de una ocasión en este blog la mala suerte que tuvieron los agentes de Marvel con las audiencias (Fox, Lunes a las 23.05). Empezaron tan flojo y hubo tantos abandonos que mucha gente se perdió su despertar hacia la mitad de la primera temporada. La aparición de HYDRA (muy bien enlazada desde la segunda película del Capitán América) sirvió para darle un nuevo y muy interesante aire a las aventuras de Coulson y sus hombres. La segunda temporada ha servido para zanjar la historia de HYDRA (más o menos, ahora lo comentaré con más calma) y dar pie a nuevos arcos argumentales, además de meter a nuevos personajes que han dado más vida a nuestros agentes favoritos.
Y es que la temporada empezó fuerte, con un cambio bastante interesante. Por un lado, y tras el impactante final de la temporada anterior, nos encontramos con unos pobres Fitz y Simmons que han quedado muy afectados por la traición de Ward (sobre todo Fitz). Y no sólo anímicamente. Fitz, debido a su sacrificio para que Simmons sobreviviera, ha quedado un poco tocado y le cuesta, entre otras cosas, articular palabras. Si le cuesta mantener una conversación normal, nos podemos imaginar que ya no será el cerebrito que era. Y Simmons ni siquiera está en SHIELD. Ha pasado a formar parte de las filas de HYDRA, pero como infiltrada, claro, no vayamos a pensar mal, aunque no nos lo cuentan al momento. Además conocemos a nuevos miembros, como por ejemplo la gran Lucy Lawless (Lucy «Sinley» para los fans de los Simpsons), aunque la alegría de los fans de Xena dura poco, ya que acaban con ella demasiado pronto.
El por qué de tantas novedades se encuentra en el Obelisco, un artefacto que confiscó la Agente Carter de HYDRA. ¿Y qué es el Obelisco? Pues un artefacto alienígena que el que lo toca se vuelve de piedra o algo así. Vamos, que se muere. Aunque lo más interesante es quién conoce todo sobre este artefacto. Ni más ni menos que el padre de Skye, Cal (Kyle MacLachlan, conocido entre otras cosas por su papel como el Agente Cooper de Twin Peaks).
Y es que la familia de Skye ha sido la pieza que ha sustentado las diferentes tramas que nos hemos ido encontrando a lo largo de esta temporada. La primera mitad nos ha contado todo sobre el Obelisco hasta llegar a una ciudad oculta de los Krees, una raza alienígena muy conocida en el universo Marvel. Toda esta primera parte de la historia ha servido como desencadenante para la segunda parte, ya que debido a los poderes del Obelisco, Skye ha desarrollado unos poderes sísmicos que la convierten en un peligro para el equipo, al no poder controlarlos. Y Raina, nuestra mala de lujo, se convierte en el erizo Sonic (hasta Skye hace una broma al respecto en un momento de un capítulo). Le salen pinchos por la cabeza a lo semi Hellraiser e intenta suicidarse. Pero es detenida a tiempo por un tío sin ojos (ahí queda eso) que aparece de la nada y se la lleva a un sitio seguro.
Ese sitio al que irá más tarde Skye, también de la mano del tío sin ojos, es un lugar apartado, un «más allá» (afterlife) para la gente con poderes. Los llamados Inhumanos. Bonita carta de presentación para la película sobre este otro grupo creado por los krees que vendrá más adelante. Esta trama no ha servido sólo para dar pie a nuevos personajes del Universo Cinematográfico de Marvel, ha servido para dar protagonismo de nuevo a la madre de Skye, quien nos hicieron creer que estaba muerta, ya que debido a sus poderes de regeneración que la hacían parecer siempre joven, consiguió que Whitehall, el malo malísimo de HYDRA, la capturara y la hiciera pedazos (literalmente) para saber de dónde obtenía su poder.
Cal, su marido, fue quien la montó de nuevo en pedazos, como si de un puzzle se tratara. Pero que secuestraran a su hijita Skye (ahora sabemos que su nombre original es Daisy) le volvió loco e hizo que quisiera encontrarla a toda costa para reunir de nuevo a su familia. Objetivo conseguido, los tres reunidos en el Afterlife donde Skye aprenderá a controlar sus poderes gracias a la ayuda de su madre y un amigo (Luke Mitchell) que conoce allí. Pero como todo no puede ser tan bonito, Raina, que descubre que puede predecir el futuro, empieza a meter cizaña para quitar a la madre de Skye del liderazgo.
Mientras, en SHIELD las cosas no es que anden muy bien, y es que las nuevas incorporaciones Mack (Henry Simmons) y Bobbi (Adrianne Palicki) no son los que parecen. Resulta que trabajan para lo que ellos consideran el auténtico SHIELD, otra facción que se creó tras la desaparición de Fury y que piensa que Coulson no lo está haciendo muy bien.
Todo esto nos lleva al doble capítulo final tras los acontecimientos de los Vengadores 2, que aunque no tenga un impacto muy grande en la serie sirve para ver que Coulson no lo ha hecho tan mal y que Fury sigue vivo, así que deciden juntarse las dos facciones e incluso llegar a un acuerdo de paz con los Inhumanos. Con lo que no contaban es que Raina en realidad quería apartar a la jefa porque es más mala que pegarle a un padre. Finge ser atacada por Gonzales (Edward James Olmos), el líder del otro SHIELD, y acaba iniciando una guerra entre los agentes y los Inhumanos. Con una pobre Skye perdida en medio sin tener muy claro a quién hacer caso. El objetivo es claro, atacar antes de que te ataquen y ya de paso, hacerse con el monolito, otro artefacto Kree que tiene SHIELD y que desea Jiaying (Dichen Lachman, la madre de Skye).
La finale es realmente frenética y pasa de todo. Cal acaba con Jiaying y Coulson le aplica el tratamiento TAHITI para que olvide quién era y tener una vida más tranquila. Skye, ya controlando sus poderes, será la encargada de llevar un equipo de gente con poderes como ella. Ward, quien por supuesto no podía falta esta temporada, jura venganza tras matar, engañado por SHIELD, a la agente 33, de quien se había enamorado (y dejan caer que será él quien seguirá con HYDRA, pero no tengo muy claro hasta qué punto tendrá protagonismo la agencia como tal). Coulson, ay pobre Coulson. Whedon dijo en su momento que no le gustó nada que resucitaran a Coulson en la serie tras haberlo matado él en la película de Los Vengadores, él quería que las muertes que pusiera fueran algo real, que se supiese que la gente en estas cintas puede morir. Y parece que su hermano Jed ha dicho, «venga Josh, vamos a vengarnos», y ni corto ni perezoso, hace que el pobre Coulson pierda la mano izquierda. Incluso tiene que dejar que sea Skye la que lleve su coche. Y nos quedan Fitz y Simmons, quien además de volver a hacer las paces y parece que, por fin, ir a por algo más, nos dejan un grandísimo cliffhanger. Fitz, en su inocente torpeza, deja la puerta del monolito Kree abierta, y cuando Simmons lo ve y va a cerrarla, ¡sorpresa! El monolito, en un estado líquido, salta y se la traga en una escena que te deja a cuadros y que, además, me recordó muchísimo a la historia de La Balsa de Creepshow 2. Así, del tirón. Sin masticar ni nada. ¿Será el fin de Simmons? Más vale que no.
Vamos, que hemos tenido una temporada bastante movidita, en la que además de pasar muchas cosas nos han dejado un final de lo más emocionante. ¿Qué nos deparará la tercera temporada? No sé vosotros, pero yo no me pienso perder la vuelta de los agentes de SHIELD.
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