Los parones son eso que los seriéfilos amamos y odiamos a partes iguales. Los odiamos cada vez que somos conscientes de que nos van a tener varias semanas mordiéndonos las uñas esperando un nuevo episodio de nuestras mamarrachadas (o cosas serias, que aquí hay gente para todo) favoritas. Y, en cambio, los amamos porque siempre está bien tomarse un respiro para descansar del agobio de series. Y, por qué no, porque vienen estupendamente para descubrir algunas series que de otro modo nos habrían pasado completamente desapercibidas.

Para mí, el descubrimiento del parón ha sido la canadiense This Life, que, para entendernos todos, es la serie perfecta para todos aquellos que se sienten huérfanos desde que se acabaron Brothers & Sisters y The Big C. ¿Que por qué? Pues porque This Life es la mezcla perfecta entre las dos. Nuestro punto de entrada en ella es Natalie, una madre soltera a la que le diagnostican un cáncer terminal. Pero la serie es más que eso, es un drama familiar estupendo, donde la relación que tienen todos los hermanos, hijos y sobrinos en esa familia es algo que hace imposible no enamorarse de ella.


Vamos, que tiene absolutamente todo lo que pedimos a nuestros dramas familiares favoritos, que es básicamente que nos entretengan y, sobre todo, que nos obliguen a cogerles cariño a la mayoría, y a querer matar también de vez en cuando a unos pocos. Incluyendo, por supuesto, el adorar infinitamente costumbres propias de familias varias como es la capacidad de dar a conocer todos los secretos como quien no quiere la cosa.

Que, ojo, precisamente el tema de la propagación de los secretos es una de las cosas que más me han gustado de This Life. Porque igual otra cosa no, pero en todo momento se siente todo tremendamente natural. Y consigue que entiendas no solo la razón por la que existen estos secretos (no, de verdad, no es solo como cuando un personaje oculta algo a otro simplemente por complicar la trama y sin ninguna otra razón concreta), sino que también entiendes la forma en que van pasando de uno a otro, y tiene todo el sentido del mundo que sea así.


Aparte de eso, a This Life tenemos que agradecerle infinitamente la existencia de un personaje como Maggie. Maggie es la hermana pequeña de Natalie y, a primera vista, un desastre absoluto de ser humano. Sin rumbo fijo y con una vida sexual que no necesariamente aprueba el universo en general, nos la presentan un poco como la oveja negra de la familia. Incluso ella misma se ve así, de alguna manera. Y a lo largo de los episodios, la serie se esfuerza en demostrarnos que no es así, y ella misma entiende también que no lo es. Y nos dejan siempre muy claro que Maggie es una grande de la vida simplemente por ser Maggie, y que no hay absolutamente nada de malo en que sea como es.

Aparte de Maggie, otros personajes que brillan siempre son Romy, la hija pequeña de Natalie (cuidado con su psicólogo, eso sí, sus chalequitos irremediablemente os provocarán flashbacks a Will Schuester) y Oliver, el hermano pequeño de Natalie. Y, en general, cualquier escena que comparta cualquier combinación de Maggie, Oliver y Romy es absolutamente maravillosa y solo por eso ya merecería la pena darle una oportunidad a la serie ambientada en Montreal.

Vamos, que en general This Life ha sido un descubrimiento maravilloso y sus solo diez episodios (de momento, que tenemos que cruzar los dedos por que haya segunda temporada) se ven de una sentada. Así que ya sabéis, si desde que se acabó Brothers & Sisters y/o The Big C (pero sobre todo la primera) andáis faltos de una serie que os haga sentiros de la misma manera, echadle un vistazo a This Life. No os arrepentiréis.