Que Grey’s se está marcando una temporada estupenda es algo que ya deberíamos saber todos. Con diez temporadas y pico a sus espaldas, podría parecer que era imposible que le quedara nada que contar, pero lo cierto es que está consiguiendo tenernos a todos enganchados de la mejor manera posible, con una frescura y al mismo tiempo una familiaridad que seguimos apreciando. De hecho, algo que ha conseguido es volver a la camaradería del grupito de médicos en algunas escenas que hacía varias temporadas que se echaba en falta.
Y nos ha hecho querer aún más a Meredith. Los dramas de Meredith y Derek nos han hecho más fácil todavía el trabajo de demostrar que Meredith, de hecho, mola. Y como Mer ha estado tan en forma esta temporada, la verdad es que me duele un poquito lo que pasó con ella y Amelia cuando Meredith decide proteger a Owen (de Amelia) por el bien de Cristina. Meredith actúa con todas sus buenas intenciones, pero cruza una línea que no debería cruzar.
Una línea que Amelia no le permite cruzar. Y no se lo permite de una forma que hace que algunos se pregunten que quién leches es Amelia para decirle a Meredith que hasta que no se haya puesto de verdad en su lugar, no es quién para decirle nada. Con todo lo que Meredith ha pasado, con todo lo que sabemos que ha pasado, es lógica una reacción negativa a la respuesta de Amelia. Pero es que, como bien sabemos todos los que vivimos las desgracias de Amelia en Private Practice, lo cierto es que Meredith no es quién para decirle nada. Porque no, Meredith no conoce sus desgracias, que son muchas. Igual que buena parte del público no las conoce. Y ello me lleva a pensar en lo curioso de lo que ocurre y de lo que ha ocurrido a través de la introducción de Amelia Shepherd.
Para aquellos que la ven como la nueva, Amelia puede resultar tremendamente molesta. ¿Quién es ella para decirle nada a Meredith? ¿Quién es ella para andar tan intensa por la vida? ¿Y por qué debería interesarnos? Es curioso, porque cuando algún personaje se introduce así, es porque poco a poco vamos a ir descubriendo todos sus demonios. Pero el caso de Amelia es diferente.
Es diferente porque algunos ya conocemos esos demonios, mientras que para otros es tan nueva y tan hoja en blanco como cualquier otro personaje nuevo. Los que, para bien y para mal, seguimos Private Practice (Sin Cita Previa) durante todas sus temporadas, sabemos que Amelia pasó por un infierno detrás de otro a lo largo de las temporadas de la serie. Sabemos que no lo ha tenido fácil, que fue el saco de boxeo favorito de Shonda, con todo lo que ello conlleva. Y cuando digo que fue su saco de boxeo favorito, lo digo totalmente en serio. Porque lo que se esconde detrás de todas esas pequeñas pistas que va soltando de pasada es todo un dramón de vida a la altura de los más desgraciados de sus compañeros de Seattle.
Entendemos al personaje porque conocemos su historia y lo que le ha ocurrido tan bien como lo que le ha ocurrido a cualquier otro personaje de Grey’s durante todas estas temporadas. Amelia es un personaje nuevo para muchos, pero para nosotros es un personaje que lleva años con nosotros. Un personaje del que hemos aprendido que es tan desgraciada como absolutamente abrazable, entrañable y con una actitud que ya nos gustaría a muchos. Cuando vemos en Grey’s su relación con su hermano, el necesitar que la vea capaz, que aprecie sus propios méritos, sabemos todo lo que hay detrás. Sabemos que Derek pasó olímpicamente de su hermana durante años, que la culpó de muchas cosas durante mucho tiempo. Que reaccionó a sus adicciones de una manera que probablemente no era la más adecuada. Y que, a pesar de todo, Amelia ha seguido intentando buscar su aprobación, porque al fin y al cabo Derek es su hermano.
Y eso es solo el comienzo, porque el dramón de su vida en Private Practice va mucho más allá. La hemos visto tocar fondo con su adicción, la hemos visto no poder evitar apartar a sus amigos cuando más los necesitaba. La hemos visto, en medio de toda esa miseria, sobrevivir a la muerte de su prometido por una sobredosis. La hemos visto llegar a aceptar y querer un embarazo después de superar muchas dudas y miedos. Para a continuación llevarse el mazazo de saber que su hijo nacería sin ninguna oportunidad de sobrevivir. La hemos visto sostener en brazos a ese hijo totalmente hundida durante el poco tiempo que siguió a su nacimiento, y la hemos visto intentar sacar algo positivo de ello.
Y entre desgracia y desgracia, o a través de ellas, la hemos visto estar ahí en los momentos más difíciles para sus amigos, para su verdadera familia. Sabemos que haría cualquier cosa por ellos, por mucho que le duela. Desde superar sus propios miedos y dudas para ayudar a una amiga a suicidarse después de un diagnóstico demoledor, a mostrar toda su vulnerabilidad (que tan bien se esforzaba por ocultar) para hacer sentir a otros que no estaban solos. Amelia no es solo sus desgracias, es una energía y una manera de ver el mundo que resulta contagiosa. Verla a ella, y ver sus amistades con Sheldon (¿dónde decimos que se recogen firmas para que trasladen también a Sheldon a Seattle? Al fin y al cabo, igual otra cosa no, pero si algo le vendría estupendamente bien a ese hospital, es un psiquiatra) y con Charlotte fueron siempre lo mejor que nos dio Private Practice. Porque con todas las mamarrachadas buenas y malas, Private Practice también tuvo momentos que nos supieron llegar. Y Amelia era el verdadero corazón de esa serie.
Para nosotros, Amelia se ha ganado el actuar como lo hace. Y Meredith no es quien para presuponer nada. Porque Meredith no la conoce. Pero es que ahí está la gracia. Meredith no reacciona a ella más que del mismo modo que lo haría cualquiera que la haya conocido a través de su aparición en Seattle. Para todos ellos que no siguieron Private Practice, Amelia es nueva. Amelia aún tiene mucho que demostrar, aunque ya lo haya demostrado todo durante años.
Es curioso, porque la serie juega dentro y fuera de ella misma con dos puntos de vista. Dentro y fuera de la serie, Amelia es al mismo tiempo conocida y desconocida. Era algo inevitable al introducir al personaje en la serie original, y la serie ha sabido aprovecharlo. Y deja ahí esos pequeños momentos que no significan nada para aquellos que la ven como nueva, pero que significan un mundo para aquellos que sufrimos con ella. Verla reaccionar durante el drama del bebé de April y Avery probablemente no acabara de registrarse en el visionado de aquellos que no la conocían, pero nos partió el corazón a aquellos que conocemos su historia, que la vivimos con ella.
Shonda ha sabido aprovechar la introducción de este nuevo-viejo personaje de la mejor manera que podía hacerlo. Y ha conseguido que los que siempre adoramos a Amelia Shepherd, estemos deseando no solo que sus compañeros le den una oportunidad, sino que el resto del público lo haga también. Porque de verdad que la merece.
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