Tú imagínate una mamarrachada de las buenas. Y ahora ponle una funda de cristal. ¿Qué tenemos? Pues sí, una puta joya mamarracha. Tenemos Under The Dome.

Si la primera temporada la serie iba de parecerse a Lost sin presupuesto para osos polares y su segunda temporada se puede resumir en «Hola, soy la cúpula y esto es Jackass«, ahora ha llegado la tercera con más mamarrachadas increíbles que nunca. Se conoce que habia 3×1 en el Corte Inglés de las mamarrachadas. Hora de preparar las tragaderas nivel «haz sitio, que viene Nacho Vidal». Aunque si nos hemos tragado todo lo que nos han contado hasta ahora, mal entrenados tampoco estamos.

Y ahora, si no has visto los dos nuevos episodios de Under The Dome (3×01-02) mejor que dejes de leer porque spoilers are coming. Y si los has visto y te han gustado, mejor que también dejes de leer porque vengo más destroyer que Ramsay Bolton en una fiesta de pijamas.

under_the_dome_3Retomamos el final de la segunda temporada, cuando tenemos a Barbie y a todo el pueblo a punto de salir de la cúpula.

Y ahora abro un paréntesis porque si me muerdo me enveneno. ¿Barbie? ¿En serio? ¿Al tío bueno de tu serie lo llamas Barbie? ¿Al tío duro de tu serie le pones el nombre de una muñeca? ¡Pero esto que es! Imagínate que en España hacemos lo mismo y, de pronto, encontramos diálogos tal que «Comisario Chochona, comisario Chochona, ha habido un atentado en El Príncipe». Están locos estos americanos.

Y cierro paréntesis. Tenemos a todos a punto de salir… ¡y salen! ¡Y la cúpula desaparece! En una serie que se llama «Bajo la cúpula» desaparece la cúpula. Ok. Apestaba a sueño de Resines que tiraba para atrás pero oye, con un giro original. Diego Serrano meets Matrix y aquí en vez de soñar con la cogorza de tu boda, sueñan todos dentro de un capullo lleno de babas cual gusanos.

Vamos, que todo lo que hemos visto en estos dos capítulos ¡es mentira! Y no solo eso. ¡No sirve para nada! Joder, sexta temporada de Lost all over again. Nuevos personajes, nuevas relaciones, nuevas historias… todo a la mierda porque al final salen de los capullos un ratico más tarde de haber entrado. Así que en la realidad sus historias han avanzado nada y menos.

Los únicos tres personajes que no han entrado a este sueño colectivo se merecen mención aparte. Por un lado, la periodista pelirroja. Ay, qué malita estoy, pero me quedo colgando de una escalera agarrada solo con las manos y no me caigo (¿Dónde está  GRR Martin cuando se le necesita?). No sé si es pelirroja natural, pero si sé que el título de periodismo se lo sacó de la misma web en la que Homer Simpson se acreditó para oficiar bodas gays. La pobre de Julia se ha pasado los dos capítulos siendo tonta… y durmiendo. Lo que diga la niña, buenas noches.

big_jimPero tranquilos, hay para todos. Que ahí está Big Jim cuya mayor aportación a lo que vienen siendo estos dos capítulos ha sido liarse a tiros con los amenazadores marcos de fotos que tenía por casa. Adorable. Resumiendo, que dice Dean Norris que si no lo nocesitan en el spin off de Breaking Bad.

Pero lo mejor de todo es la niña muerta resucitada que ahora resulta que no es ella sino la cúpula. La niña es quien los controla a todos. La niña decide qué ocurre. La niña… ¡son los guionistas! Joder, con un par. Esto no lo había visto nunca. Si te paras a pensar, es genialmente brillante. ¿Cuál es la mejor forma de justificar que en la serie pasen un montón de cosas porque sí? Ahora frío, ahora calor, ahora mariposas, ahora es de noche, ahora llueven estrellas, ahora os morís todos, ahora todos a cantar (¡ojalá!)… Pues sí, la mejor forma es meter un personaje que encarne a los propios guionistas, que tenga el poder de decidir qué pasa y cuándo… pero desde dentro de la ficción. De forma que cuando tú vayas «eh, señor guionista de La Cúpula, su serie es una mierda» él se te pueda poner todo Terminator y te diga «háblale a la niña».

Porque ahora la niña tiene el poder. Es la Pablo Iglesias de Chester’s Mill. Ella manda y a nosotros nos espera una temporada de bailar a su son. ¿Qué nos aguarda down the road? Pues supongo que una ensalada de incongruencias, giros absurdos, alguna que otra muerte insignificante, Dean Norris con cara de más malo todavía… y tal vez Barbie se quite la camiseta. Vamos, mamarrachada en vena.

Under The Dome no será una serie para la historia, pero qué veranito nos va a dar, oiga, qué veranito.