Por fin ha llegado el momento. Tras meses de espera, ya está aquí la nueva temporada de Game of Thrones (también conocida como Juego de Tronos). Emitida simultáneamente por Canal +, muchos somos los que hemos podido disfrutar lo antes posible del primer capítulo de la temporada y dado que en Reino de Series acostumbramos a comentar capítulos individuales únicamente en ocasiones especiales, la premiere de la nueva temporada de la serie estrella de la HBO lo merece. Aunque no vamos a diseccionar cada escena del capítulo, conviene tener en cuenta que habrá algunos spoilers a partir de aquí.
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Si hay una palabra que en mi opinión define este inicio de temporada, esa palabra es correcto. Mantiene un buen nivel a lo largo de los cincuenta minutos que dura (los cuales se pasan volando), pero no hay ningún despunte, ninguna escena que se clave a fuego en nuestras retinas, ni ninguna revelación que nos haga relamernos por lo que está por llegar a lo largo de los próximos diez episodios. El capítulo opta por una senda continuista con respecto a lo ocurrido al final de la anterior temporada, sin plantearnos por ahora nuevas tramas o personajes.
En comparación con el inicio de la anterior temporada, esta comienza con bastante menos fuerza. La cuarta entrega de la serie arrancaba con las imágenes de Tywin Lannister fundiendo la espada de acero valyrio de Ned Stark para forjar con ella otras dos espadas para Jaime y Joffrey. La fuerza visual y simbólica de esa escena remarcaba el aparente inicio de una nueva era de prosperidad para los Lannister después de la muerte de los grandes nombres de la casa Stark. En esta ocasión, el primer capítulo comienza con algo inédito en Juego de Tronos: un flashback. En él, se nos presenta un acontecimiento de la infancia de Cersei que, una vez revelado, nos hace comprender algo más la personalidad de nuestra reina odiosa favorita. Y es que, si una extraña vidente augura la muerte de tus futuros hijos y tu reinado, no es de extrañar que una angustia amarga se apodere de ella cuando ve que tales pronósticos empiezan a cumplirse.
A partir de ahí, asistimos a la continuación de las distintas tramas que dejamos colgando el año pasado. Lo más importante, por supuesto, gira entorno a la muerte de Tywin Lannister y a las consecuencias que traerá tal acontecimiento para sus hijos y el reino. A través de las conversaciones de Cersei con Jaime, se plantea lo que posiblemente sea el eje central de esta temporada (al menos en Desembarco del Rey): la posibilidad de que fuerzas externas traten de apoderarse del Trono de Hierro ahora que el miembro más imponente y fuerte de la casa Lannister ha caído. Como si no fuera suficiente con tener que vigilar a los Tyrell ante la obvia voluntad de Margaery por ocupar su lugar como reina y esposa de Tommen…
Tyrion, por su parte, ha llegado a salvo a Pentos tras asesinar a su padre, cosa que no habría sido posible sin la ayuda de Varys. Y muy pronto (demasiado para mi gusto), se revela otro de los ejes importantes de la temporada: el interés de Varys por sentar a Daenerys en el Trono de Hierro, decisión que comparte con Tyrion antes de convencerle de acudir ante la ahora gobernante de Meereen. Pese a que no acostumbro a comparar la serie con los libros salvo en ocasiones muy puntuales, si hay algo que siempre me gustó del personaje de Varys es ese juego de incertidumbre que lo envolvía, de no saber a quién debía su lealtad y qué intenciones había tras sus famosos susurros. Además, se trata de un personaje muy celoso de sí mismo y si dejaba entrever sus intenciones era a través de sus actos, no de confesiones espontáneas. Por ese motivo resulta chirriante que explique tan extensamente y con tanta prontitud a Tyrion su apoyo por la Madre de Dragones.
Por otro lado, también tenemos tensión en el Norte. Tras la batalla con los salvajes y la posterior llegada de Stannis al Muro, el statu quo de la Guardia de la Noche ha cambiado. El carácter férreo de Stannis amenaza con desequilibrar la escasa estabilidad de la Guardia, y mantiene su inflexibilidad en lo que a la amenaza de los Salvajes se refiere. Exige sumisión a Mance Rayder, pero este se mantiene fiel a sus principios pese al intento del lastimoso Jon Snow por convencerle. Rayder se niega a doblegarse y ceder a sus hombres al ejército de Stannis, quien pretende reconquistar el Norte. Siendo un hombre de justicia inquebrantable, quema vivo a Mance (estaba claro que el hombre no iba a durar mucho dada su situación, una pena). Parece que Stannis, su sacerdotisa roja y el resto de sus súbditos planean hospedarse un tiempo en el Muro…
Pero si hay alguien que entiende de estancamientos, esa es Daenerys. Tras 5 temporadas, se le sigue llenando la boca con lo buena reina que va a ser una vez que llegue a Poniente…si es que llega antes de que acabe la serie. Su historia continúa donde se quedó el año pasado: intentando gobernar Meereen como buenamente (o malamente) puede. En esa ciudad, cada vez le cuesta más mantener el orden, y el misterioso grupo conocido como Hijos de la Arpía le complica aún más las cosas a la pobre muchacha pese a los aliados que se empeñan en hacer de ella una buena reina pese a sus escasas aptitudes.
Por último, también hay unas breves escenas de Sansa y Meñique, quienes continúan su alianza y dejan al joven Robert Arryn en un lugar seguro (donde, con suerte, le harán madurar a golpe de espada). Asimismo aparecen Podrick y Brienne, que continúan buscando a Sansa tras el rechazo de Arya en el anterior capítulo. De la cual, por cierto, no se sabe nada. Probablemente aparecerá en el siguiente capítulo, y esperemos que las famosas escenas rodadas en España para representar el reino de Dorne también hagan su aparición pronto, dado que Jaime está dispuesto a ir allí a recuperar a su hija Myrcella de las garras de los Martell.
En conclusión, este capítulo nos ha reintroducido una vez más en el interesante mundo de Poniente y aunque se trate de un episodio que va a lo seguro, continuando las tramas conocidas sin introducir elementos desconocidos o sorprendentes, engancha igualmente, y estamos seguros de que no tardará en volver a sorprendernos y/o horrorizarnos.
Esta temporada puede verse en exclusiva en Canal +, quienes han puesto toda la carne en el asador al emitir la serie simultáneamente a su emisión en HBO en versión original subtitulada los lunes a las 3:00 (para los impacientes y no madrugadores) y repitiendo el capítulo solo 24 horas después a las 22:30. Para la versión doblada, aún habrá que esperar hasta el 21 de abril.
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