Aunque no seas demasiado fan de Woody Allen, incluso si eres una de esas personas que le odian, seguro que te picó la curiosidad al escuchar que el director iba a crear una serie para Amazon, y no solo eso, sino que la iba a protagonizar junto a Miley Cyrus. Mezcla explosiva. Una de esas series de las que no se iba a parar de hablar (para bien y para mal). Pero no, Crisis in six scenes no ha resonado, y puedo entender porqué, pero no creo que se lo merezca.
«+Toma, lo arranqué de una revista, y lo traje, así que si pudieras hacer esto, darle una forma así. -Ese es James Dean. +Sí, y si pudieras hacer eso, sabes, me gustaría esa clase de corte. -No puedo hacer que parezcas James Dean. +No, lo sé, no espero eso, obviamente pero, sabes, acércate todo lo que puedas. -Puedo trabajar 10 años en tu pelo, Sidney, pero nunca vas a parecer Jamen Dean. +Entiendo Dominic, lo entiendo, pero ya sabes, hazlo lo mejor que puedas, es lo que te estoy pidiendo»
Ya lo dejaba claro en algunas entrevistas antes de que se estrenase su primera serie, él es capaz de crear una película sin despeinarse, pero cuando se trata de seguir las normas de la televisión, Woody Allen necesita a Dominic para que le recoloque la cabellera en más de un momento. Las series funcionan de una forma diferente y, nos haya gustado o no, lo que todos tenemos claro es que Crisis in six secenes no funciona como tal, sino más bien como una película cortada en 6 pedazos con algunos momentos que debían haber sido de otra manera. Entonces comprendo que a los que no disfrutan del neoyorquino no les haya resultado nada atractiva, pero a una servidora enamorada de su capacidad para hacernos reír le bastó el primer momento para saber que iba a convertirse en una de esas series que hacen que te tragues un capítulo detrás de otro sin parar. Y no, no fue por el jazz, ni el psicoanálisis, sino por ese ‘hazlo lo mejor que puedas’.
Él ha hecho lo que ha podido, y me da pena que casi todas las críticas se queden en eso, en que Allen la ha cagado intentando hacer una serie que no llega a serlo. Pero detrás de los muchos problemas que haya podido tener para crear esta obra que poco va a destacar, nos encontramos con un mensaje que ha conseguido hacer que me sienta feliz viéndola, un mensaje que me ha parecido hasta bonito detrás de toda esa sátira que arremete contra la clase media acomodada y las risas contra quien intenta radicalizarse por puro aburrimiento. Hazlo lo mejor que puedas, le dice Sidney a su peluquero al darse cuenta de que lo que le está pidiendo es más que imposible, pero acércate al resultado dentro de tus posibilidades. Algo así es lo que he sentido al ir sumergiéndome en cada capítulo, una oda a la lucha por hacer el mundo algo mejor dentro de las posibilidades de cada uno. Te pido algo imposible, haz el mundo un lugar perfecto, esa es tu meta, pero no te pido que la alcances con los medios que se te han dado, solo te pido que hagas todo lo que este en tu mano para conseguirlo.
Para hacernos llegar esta idea tenemos a Sidney (Woody Allen) y Lennie (Miley Cyrus), los dos contrapuntos de la historia. Por un lado tenemos al viejo hipocondríaco que vive sin preocupaciones, haciendo todo lo que se supone que debe hacer alguien como él, sin molestar ni destacar. Un hombre aburrido, soso, casi apático y miedoso; en el otro extremo tenemos a la joven, mujer, blanca, activista que lucha contra la guerra de Vietman y que escapa tras haber disparado a un policía. No me voy a meter en si las actuaciones están mejor, peor, o incluso en si deberían haber sido ellos los actores eligidos, pero sí voy a intentar que veáis porqué son personajes maravillosos, por muy irritantes que nos parezcan. Ambos nos llevan a esas situaciones cómicas y extremas que defienden el punto de vista de cada uno de ellos y nos enseñan, de una forma muy cruda y directa, que somos un rebaño de ovejas dormidas, pero que la violencia tampoco puede ser la solución. Aún así, Crisis in six scenes no sería la misma sin Kay (Elaine May), su club de lectura y Alan (John Magaro).
Todos ellos representan nuestra sociedad como una masa que se encuentra aburrida, abrumada por todo lo que sucede a su alrededor pero que no se esfuerza, que no sabe cómo reaccionar. Partiendo de este punto podría parecer que Lennie busque que se unan a su causa, pero no, solo necesita que despierten. Sabe que Alan no podría sobrevivir en Cuba, ni el club de lectura puede pensar como Mao TseTung. No todos estamos hechos para ayudar de la misma manera, pero eso no significa que debamos quedarnos parados y sonrientes en el sofá, tranquilos, gracias a las comodidades que nos han proporcionado aquellos a los que criticamos por luchar.
Cuando Sidney se encuentra en el restaurante tiene tanto miedo de que descubran a Lennie, que no es capaz de responder a la que le comenta su amigo. Pero, ¿de verdad estamos nosotros siempre tan nerviosos? ¿O es tan simple como que a unos nos da miedo comentar lo que realmente pensamos, proclamar las ideas que escondemos en casa, y a otros ni nos interesa plantearnos estas cuestiones?Pase lo que pase, nuestra preocupación no vas más allá de que a la sopa de almejas le falten almejas… “¿Por qué lo llaman sopa de almejas? No veo ninguna almeja en tu sopa de almejas. Es publicidad engañosa”
«Tú eres uno de los millones de estadounidenses pasivos. Un seguidor sinsentido. Cobarde. Un títere con mentalidad de rebaño» le dice Lennie a Sidney, con mucha razón. Pero no solo la clase acomodada recibe el golpe de la moral, ¿de verdad es la violencia la forma de combatir la violencia? La frase de Allan: «estaba fabricando una bomba para asestar un golpe por los derechos civiles, y hacer una declaración antibélica de una vez» que tanto recuerda a la de Teléfono rojo: «¡Caballeros, aquí no se puede pelear! ¡Están en la sala de guerra» nos demuestra lo ridículo que puede llegar a ser este planteamiento.
En fin, una serie que puede estar mal hecha, que puede no tener estructura de serie, que puedo no entretener. Una serie de la que se esperaba más por ser de Woody Allen. Una serie para criticar lo mal que actúa Miley Cyrus o lo poco que le pega cualquier tipo de personaje… Pero una serie que nos enseña, entre risas, lo más triste de nuestra sociedad. Una serie de la que algo podríamos aprender si no fuese porque, como siempre, solo nos hemos quedado con lo mal que le han salido las cosas al pobre de Woody Allen, en lugar de darnos cuenta de lo que nos podría haber aportado.
«+Dios nos va a castigar por esto. -Dios no te va a castigar, eres ateo. +Sí , pero si me equivoco tenemos un gran problema»
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