Si hace unos meses os hablábamos emocionados del descubrimiento que había sido Gaycation y de lo necesaria que era para la vida, ahora que se ha estrenado su segunda temporada estamos por las nubes. Después de una primera temporada que logró atraer el interés del público y de la crítica (además de una nominación a los Emmy) Ellen Page y su mejor amigo Ian Daniel vuelven para hacer del mundo un lugar mejor. «Qué exagerada, tía», que sí, que ya os estoy viendo decirlo. Eso es porque no lo habéis visto así que, de verdad, no sé a qué estáis esperando.

Después de recorrer Jamaica, Brasil, Japón o Estados Unidos (con el ya mítico enfrentamiento Ellen vs Ted Cruz) en busca de retratar las diferentes realidades de las personas LGBTQ+, ahora Gaycation nos lleva a Ucrania, India, Francia o el Sur de Estados Unidos. Además, Ellen e Ian realizaron un programa especial entre temporadas con motivo de la masacre que tuvo lugar en la discoteca Pulse, en Orlando.

Aviso para novatos: si estáis planeando empezar con Gaycation sabed que no es un viaje fácil. La finalidad del documental es mostrar las diferentes situaciones a las que se enfrentan los miembros LGBTQ+ de la sociedad y, sin importar cual sea tu entorno, tu realidad o tu experiencia personal, te vas a encontrar situaciones muy difíciles. En la primera temporada la serie-documental nos puso cara a cara con orgullosos asesinos confesos de homosexuales, familias ultra-católicas que despreciaban al colectivo e incluso políticos y líderes de opinión que no reconocían como personas a los ciudadanos LGBTQ+. Y esta segunda edición no presenta una realidad mejor.

En Ucrania vemos qué supuso el proceso revolucionario de 2014 para la sociedad y cómo afectó al colectivo LGBTQ+, la reunión de Ellen y su mejor amigo con miembros de una organización ultraderechista que convoca «cacerías» de homosexuales para «limpiar» las calles y cómo se sigue gestando la revolución en las calles. En India se profundiza en el aislamiento que sufren las personas trans y las dificultades que acarrea ser mujer y lesbiana en una sociedad heteropatriarcal que, de por sí, ya relega al ostracismo al género femenino. Además, la complicación que comporta el sistema de matrimonio concertado y el legado histórico de un tercer género, el Hijra que, aunque es aceptado por la sociedad, sufren muchas dificultades para encontrar pareja, trabajo o un lugar en el que poder vivir. En Francia el debate va más allá y se habla de la necesidad de politizar el movimiento LGTBQ+, de lograr una interseccionalidad en un país donde la xenofobia, la homofobia, la islamofobia y la misoginia afectan a todas las comunidades por igual.

Adentrarse en Gaycation es, pese a todo, ser consciente de que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Es una experiencia que te destroza por dentro, capítulo a capítulo. Acéptalo, es casi seguro que vas a terminar llorando con Ellen Page en cada uno de los destinos que visite junto a Ian, pero la experiencia va a valer la pena. He dicho antes que Gaycation convertía el mundo en un lugar mejor y estoy completamente segura de ello porque, pese a todo el dolor, el desasosiego y la rabia, el documental es un mensaje de esperanza. Es una lucha imparable frente a la desigualdad y la discriminación, es la determinación altruista de dos personas que son conscientes de su situación privilegiada y la utilizan para intentar mejorar la vida de personas a las que ni conocen, es la fuerza conjunta de todos aquellos que se levantan decididos a no ceder ante el miedo o las amenazas.

Lo verdaderamente duro de Gaycation es darte cuenta de que el mundo dista mucho todavía de ser un lugar perfecto, pero no se cambian cosas apartando la mirada, no sirve de nada enmascarar o edulcorar lo que está sucediendo en otros países. Por eso, aunque la realidad es complicada para las personas queer y trans, el mensaje sigue siendo el mismo que ya veíamos en la primera temporada: el amor es universal, no estás solo, It gets better y -el que se ha convertido en lema de la serie- lo que no te mata sólo te hace más gay.