Al Olimpo de Reino de Series le faltaba un toque masculino. Hasta ahora, nuestro firmamento estaba repleto de féminas maravillosas que regían nuestros destinos, pero también nos estábamos guardando a los grandes hombres de nuestras series que también merecen ser ascendidos a los altares. Dioses con personalidad propia, con sentido del humor y capaces de elevar la calidad de un capítulo con su sola presencia, tal y como explica nuestra particular tabla de mandamientos. Siguiendo los dictados de mi corazón y ante las injusticias que a menudo cometen con él, me he visto en la obligación de convertir a Tyrion Lannister (Juego de Tronos) en el nuevo Dios del Reino. Porque si hay un personaje grande entre los grandes, y que merezca ser nuestro primer Dios hecho hombre, ese es Tyrion.
Astuto, educado y divertido, nuestro nuevo Dios nació en una familia algo disfuncional. Vale, no nos vamos a poner exquisitos, en todas las casas cuecen habas. Sin embargo, digamos que en una hipotética batalla en el tiempo entre los Lannister y los Henstridge (The Royals), Cersei se encargaría de enseñarle a Helena lo que es una corona de verdad.
Tu hermana te desprecia, tu padre te odia y te acusa de matar a tu madre, tu sobrino te humilla, y el único que te tolera es tu hermano, que no es precisamente un modelo a seguir. Dejemos claro pues, que sobrevivir a una familia así es complicado. Pero Tyrion ha mantenido siempre su agudeza e ingenio para destacar en un mundo que, en su mayor parte, le quiere muerto. No nosotros, claro.

Un trono para Tyrion YA
Portar el apellido Lannister no le ha puesto las cosas fáciles en la vida. Tampoco que le apoden «el gnomo» y se rían de él en cada esquina. Esto le ha llevado a ser cínico, egoísta y a buscar cariño en lugares poco apropiados.
Pero conforme ha avanzado la serie, hemos descubierto que Tyrion es un personaje complejo, pues hereda esa mente calculadora y cruel típica de los descendientes de la casa del León, y a la vez consigue emerger como el héroe que nadie cree que es, convirtiéndose en uno de los personajes más queridos y sabios de Juego de Tronos.
De hecho, uno de sus momentos cumbre llegó con la batalla de Aguasnegras (2.09), donde Tyrion carga el destino del Desembarco del Rey a sus espaldas y logra una victoria inesperada, con la que consigue un respeto algo efímero, pero no por ello menos esperado.
Pero si hay un motivo para encumbrar a Tyrion como nuevo Dios del Reino, sin duda serían las dos bofetadas que le propina a su sobrino, el rey Joffrey durante la primera y segunda temporada, y que sirvieron de catarsis para todos los fans.
Y claro, tanta rabia contenida tenía que explotar. Sólo 3 minutos le hacen falta a Tyrion para dejar a la altura del betún a la gran Alicia Florrick durante el juicio en su contra que se celebra en la cuarta temporada (4.06). El poder del Emmy (Peter Dinklage lo ganó en 2011) se hizo aqui más que presente.
Con una inteligencia superior y una personalidad que podría aplastar a cualquiera más grande que él, concentra el mayor número de frases brillantes por capítulo. Carece de altura, pero con su astucia y una lengua más afilada que la espada de Jon Snow se ha convertido en uno de las grandes piezas del tablero de ajedrez que es Juego de Tronos. Nuestro amor por este personaje se extenderá por los Siete Reinos, más allá del muro y será visible en todo Poniente.
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