Es muy probable que no conozcáis a los Huang, a no ser que seáis de los que están constantemente al tanto de cada estreno televisivo. Tranquilos. Como resumen diremos que Fresh Off The Boat es una comedia de formato familiar que cuenta la historia de Eddie Huang y su familia taiwanesa tras haberse mudado de la más multicultural Washington D.C. a Orlando en plenos años 90 (y los 90 son maravillosos, en eso seguro que estamos todos de acuerdo). Jessica Huang (Constance Wu) es la madre de Eddie y es, sin discusión y de lejos, el mejor personaje de la serie.
Repasemos la lista de cualidades que debe tener una Diosa del Reino, porque coronar a alguien con este título es una cosa que nos tomamos muy en serio. ¿Personalidad propia? Le sobra. Jessica es una madre controladora e intensa (a veces incluso un poquito paranoica), obsesionada con que sus hijos saquen las mejores notas de entre las mejores notas y con que el negocio que acaba de abrir su marido Louis sea perfecto hasta el extremo. No se pueden permitir perder dinero, que también es algo importantísimo para Jessica. Pero que no es engañen las apariencias, porque aunque Jessica pueda parecer dura y antipática con estos rasgos, todo en ella es brillante y emana grandiosidad. Desde su capacidad para encontrar gangas y regatear precios, hasta la forma en la que lidia con las vecinas bitches de su barrio. Ella sabe que es mejor que todos los demás y no vamos a discutírselo. Lo es.
Al principio de la serie no tiene amigas ni trabajo y echa de menos su antigua vida en Washington. Pero más adelante Jessica descubre que su carácter competitivo y su habilidad para empujar a los demás hasta los límites la convierten en una agente inmobiliaria implacable. Al mismo tiempo consigue trabar amistad con la única mujer del barrio que todas las demás odian porque es grande hasta para eso. Y le dedica una canción, aunque en su momento de gloria se asegura de que nadie le robe el protagonismo. En realidad, Jessica es un manual de cómo quererse a sí misma sin resultar una egocéntrica insoportable. Seamos sinceros; esta cualidad se tiene o no se tiene y, si se tiene, es un arte.
Pero esto es una sit-com familiar, señores, así que las bromas políticamente correctas y lo entrañable conviven en cada episodio. Sus otros dos hijos Emery y Evan son adorables, pero sin más; y Louis por más que sea un buenazo, pone una ceja para Cuenca y otra para Albacete como recurso cómico un poquito cargante. Está claro que por sí solos no podrían sacar la serie adelante. Lo bueno es que el humor de Jessica es seco, crítico y sarcástico; así que siempre podemos aferrarnos a sus escenas cuando los capítulos no dan para mucho más. Jamás deja que los demás pasen por encima de ella o se salgan con la suya; sabe cuando sus hijos están mintiendo (sobre todo Eddie, con el que tiene momentos que funcionan muy bien) y siempre tiene la última palabra, no porque necesariamente quiera tenerla, sino porque es demasiado lista como para que tú puedas superarla. Esta mujer es una colección andante de one-liners y, al mismo tiempo que lanza verdades a sus hijos y a su marido para educarlos en las cosas obvias e importantes que sólo las personas que están por encima del bien y del mal comprenden, también nos deja a los espectadores un montón de lecciones para la vida. Y las caras de confusión de Constance Wu son oro, de verdad.
Quizás el conflicto más grande en Jessica sea la adaptación a su nueva vida y al modo de vida americano. Le preocupa que su familia termine fagocitada por la white culture y pierda sus raíces asiáticas, aunque está enganchadísima a Melrose Place y a los libros de Stephen King. Lejos de plantearlo como estereotipo, la serie consigue un equilibrio entre ambos aspectos que está muy bien llevado, porque se basa en el humor y las situaciones cotidianas. Y sólo por ver cómo Jessica se ríe en la cara de todas las mujeres ricachonas de su barrio residencial, juzgando sus comentarios racistas y hobbies absurdos que no comprende, todo merece la pena.
Lo mejor es que Fresh Off The Boat, o mejor dicho El Show de Jessica Huang, ha sido renovada por la ABC para una segunda temporada. Así que tendremos más de Jessica y de su mala leche, que es lo que verdaderamente importa en esta serie. Todo lo demás no hace más que acompañar a las tramas de Jessica y, si sigue tan genial, la verdad es que no nos preocupa. Desde Reino de Series la reivindicamos como la diosa que es, a pesar de que no muchos la conozcan, y os animamos a descubrirla.
Puedes ser el primero en comentar :)