¡Atención! ¡Importante antes de leer! ¿Eres una persona súper muy positiva? ¿Eres fan de Mr Wonderful? ¿Crees que existe la bondad en el mundo? ¿Crees que está mal burlarse de los niños? ¿O qué todas las personas de la faz de la tierra son seres de luz y bellos a su manera? ¿Alguna vez has dicho algo como “ir a yoga me cambió la vida”? ¿Tú película favorita es El Diario de Noa? Vale, puedes dejar de leer. Difficult People no es para ti.
Recuerdo lo primero que pensé mientras veía los primeros episodios de Difficult People hace dos años: “¡Wow! ¡Julie y Billy me representan! ¡De sus bocas salen todo lo que pienso!”. Y conforme iba viendo más episodios me puse un poco más negativo pensando “¡Wow! Julie y Billy son lo peor, ¿yo también soy así de gilipollas?»
Y es que aunque por fuera Billy y Julie solo sean dos aspirantes al mundo del espectáculo que se ganan la vida como pueden (escribiendo recaps de Housewives of Beverly Hills y sirviendo mesas), lo realmente interesante es cómo son por dentro: egoístas y narcisistas. Pero su narcisismo va mucho más allá del típico narcisismo millennial del “yo primero” y “me hago una selfie”, sino que se trata de un narcisismo intelectual, de sentirse superior del resto de personas. La situación que define a la perfección a Julie y a Billy es que son dos personas que se sienten incomprendidas en un mundo hecho para la gente básica.
Aviso: Difficult People no es para todos
Este tipo de personajes ya los hemos visto en algunas otras series. Tenemos por ejemplo el caso de Selina Meyer en Veep. Pero mientras Selina tiene que disimular su sentimiento de superioridad moral para ser políticamente correcta, Julie y Billy son desgarradoramente honestos con la gente de su alrededor porque les da absolutamente igual quedar como unos gilipollas delante de la gente básica. Y esto al final suele tener consecuencias. Y sí, puede que sus formas no sean adecuadas, pero es imposible no darles la razón. Ahí está la verdadera clave de la serie: Difficult People es la voz de todas esas personas que por los motivos que sean no vemos el mundo con los mismos ojos que la gente “común”, y además esa forma diferente de ver el mundo suele estar teñida de bastante mala leche y de comedia como mecanismo de defensa. ¿El problema? Su mejor baza también es lo que puede acabar con ella: si no empatizas con Billy y Julie, si no ves el mundo a su manera, no vas a conectar con la serie. Difficult people no es para todos (y de hecho, si no te gusta, muy posiblemente serías una de las víctimas de Billy y Julie).
Y si no es suficientemente interesante de por sí, además gana muchos puntos si te interesa el mundo de la televisión y del espectáculo, ya que la serie continuamente hace referencias a Hollywood, a Netflix, a Lady Gaga, y a cualquiera que se tenga oportunidad.
A pesar de eso, y para que no parezca que estoy adorando a Difficult People sin más, la comedia también tiene sus fallos. Especialmente en la segunda y el tercera temporada los guiones no son tan redondos como en sus inicios. Muchos episodios se basan en la misma fórmula: A uno de los dos protagonistas se le abre una oportunidad para catapultarlos al éxito, y en el último momento algo ocurre y lo estropea todo (generalmente lo que ocurre es consecuencia de haber sido unos capullos en algún momento del episodio). Esto tampoco tiene que ser algo negativo (House y Doraemon estuvieron años contándonos el mismo episodio), pero en algunas ocasiones ese último factor que lo estropea todo está algo metido con calzados. De todos modos los diálogos son tan brillantes que se lo perdonamos.
¿Crees que te puede gustar? Prueba con el piloto. Solo un episodio es suficiente para saber si te encanta o si la odias.
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