Tras la primera temporada de Mr. Robot escribíamos 5 razones para ver Mr. Robot ahora que ha terminado la segunda, seguimos defendiéndola.

Hace unas semanas terminó la segunda temporada de Mr. Robot y, entre tantas opiniones (propias y ajenas), llevo desde entonces intentando escribir algo sobre ella. Aclararme un poco las ideas, porque parece que el efecto que tiene esta serie de conseguir que no sepa ya ni qué es lo que sé o pienso hasta sobre mi propia vida, es más fuerte de lo que pensaba.

Para situarnos, y como supongo que hasta aquí sabemos todos, después de una primera temporada a la que le llovieron alabanzas, la segunda temporada ha recibido unas críticas mucho más templadas, por no decir directamente negativas. Se la ha acusado de haber perdido completamente el rumbo, de ser aburrida y de mil otras cosas más. Y, aunque es cierto que entiendo el porqué de esas críticas, tengo que decir una cosa: a mí la segunda temporada de Mr. Robot me ha gustado. Es más, matizo, habiéndola dejado reposar un poco, creo que me ha gustado bastante.

¿Quiere decir eso que piense que ha sido una temporada perfecta? No, ni mucho menos. No es una temporada perfecta, igual que la serie en sí no lo es. Pero no creo que esto deba hacernos descartarla. Porque esa imperfección viene precisamente de lo que, a mi parecer, la hace interesante. Es la razón por la que, de hecho, creo que debemos seguir dándole margen.

Y ojo, cuando digo que no ha sido perfecta, no me refiero en absoluto a que me haya parecido una temporada mala a la que deberíamos darle un pase por distintas razones. No. Me ha parecido que ha tenido sus fallos, pero también unas cuantas cosas muy positivas, y que estas cosas positivas han superado sin problemas a las negativas.

Empecemos, pues, con el lado positivo. Si algo consigue Mr. Robot mejor que casi ninguna otra serie es atraparte en una especie de sueño hipnótico en cada episodio. Es una serie que te desorienta, que te hace no acabar de ser consciente de lo que es real y de lo que no, dentro y fuera de ella. Y lo hace de una forma que resulta natural, que parece fácil, pero que no lo es. No es tan sencillo atrapar al espectador. Y aunque puede acusársele de que algunos de los trucos que utiliza, algunos de los giros, son recursos baratos y efectistas, lo cierto es que creo que son algo más. Un recurso barato te puede hacer perderte un segundo, puede engañarte un poco, pero no consigue hipnotizarte de la forma que sí lo hace Mr. Robot, y de la forma en la que sí, lo ha seguido haciendo en la segunda temporada.

Y no es solo esa capacidad para hipnotizarnos lo que hace que su segunda temporada pueda sostenerse por méritos propios. Cuando Elliot estaba perdido en su propio universo, otros personajes han brillado. ELLAS han brillado. Darlene, Dom, Joanna y, sobre todo, Angela, han sostenido tramas y episodios y han demostrado que Mr. Robot es mucho más que Elliot. Todas ellas, con todos sus matices, con todas sus rarezas y normalidades, con su lado más y menos amable, nos han dejado claro que Mr. Robot tiene una colección de personajes complejos e interesantes que ya quisieran muchas otras series.

A todo esto, claro, podemos unir algunas otras cosas, como ese tremendo y aplaudible WTF que fue el cameo de Alf. O como todos esos momentos a lo largo de estos episodios que nos han mantenido en tensión, como el estupendo tramo final del décimo episodio, o el episodio al completo. Una tensión que no es, en absoluto, fácil de conseguir.

Pero, como ya he dicho, todo esto no quiere decir que crea que ha sido una temporada perfecta, ni mucho menos. No creo que nadie vaya a discutir el hecho de que Sam Esmail está tan absolutamente enamorado de su propia idea que a veces, lo mismo que es uno de los puntos fuertes de la serie, se convierte en una de sus mayores debilidades. En más de una ocasión, la serie se pierde en sí misma, en su propio concepto. Tanto que es incapaz de acabar de darse cuenta y, por el camino, puede empezar a perdernos a nosotros, los espectadores. Y, del mismo modo, la propia serie está tan enamorada de Elliot, tan interesada en él, que a veces sobrevalora hasta qué punto es capaz de sostener esto la serie sin confiar en nada más. Que, por mucho que Elliot sea un personaje tremendo, y por mucho que Rami Malek nos tenga absolutamente enamorados, a veces viene bien dejar respirar al personaje, dejar respirar a la serie y dejarnos respirar a nosotros.

E igual el mismo origen tiene el segundo problema que ha tenido esta segunda temporada: la separación de todos sus personajes en tramas y casi mundos paralelos, sin apenas cruzarse. No es que vayamos a decir que este problema sea algo así como el fin del mundo, porque siguen siendo personajes que funcionan, juntos y por separado. Pero parte de lo que hace interesante a una serie es cómo interaccionan los personajes de su universo, especialmente cuando, como ocurre en este caso, es algo que sabemos que hasta ahora funcionaba bien. Está bien querer apartar a los personajes, darles su propio espacio y dejarlos funcionar por separado. Pero igual que no podemos confiar en que el interés por un personaje se mantenga intacto después de una temporada casi entera sin verlo aparecer de forma directa (sí, hablo de Tyrell), no puede esperar lo mismo de todas estas dinámicas y relaciones que hemos echado de menos en la segunda temporada. La relación del espectador con sus personajes requiere un cierto esfuerzo, requiere una cierta constancia. Es importante conseguir que no perdamos de vista aquellos aspectos que nos enamoraron de la serie, y eso es algo en lo que esta temporada ha bajado un poco la guardia.

Todos estos problemas, de todos modos, vienen precisamente de lo que ya digo que yo creo que es el punto fuerte de la serie, y lo que la hace tan necesaria. Mr. Robot es una serie que tiene muy claro lo que es. Es una serie muy segura de sí misma, de su propia visión y de lo que nos quiere ofrecer. Y a veces puede perderse en ello, a veces puede perder un poco el norte sobre su relación con sus espectadores, pero en un panorama televisivo donde la originalidad no siempre está a la orden del día, Mr. Robot es algo que debemos aplaudir, es una serie a la que debemos dar margen, porque es una serie importante. Lo que intenta es importante.

Por eso, ojalá los fallos no nos impidan ver todas las cosas buenas que también ha tenido esta temporada. Porque las ha tenido, y han sido muchas, y han sido estupendas. Y, sobre todo, que no nos hagan perder la fe en Mr. Robot. Porque necesitamos más series así, no menos.

Quizá también te interese:

Los mejores capítulos de 2015 (I) – Del 50 al 41

Los mejores capítulos de 2015 (V) – Del 10 al 1

Los mejores cameos de famosos en Expediente X