Ayer, tras meses de espera y con media hora de retraso, TVE estrenó Carlos Rey Emperador, la secuela de Isabel que viene a narrar el reinado del nieto de la Reina Católica. La expectación era mucha y el listón estaba alto, así que tampoco podemos decir que la decepción nos haya pillado por sorpresa.
Sí fue sorprendente encontrarnos con una primera temporada de Isabel adictiva. Aun sabiendo cómo iba a acabar la historia, el guión lograba atraparte con unas tramas de intrigas palaciegas enrevesadas, llenas de giros y sorpresas. Las batallas entre los Pacheco, los Mendoza, el Cardenal Carrillo y demás nobles buitres fueron épicas. Elevaron a arte el género de la intriga palaciega alrededor de una Isabel que se nos presentaba con una víctima con legítimas aspiraciones. Era inevitable quererla y sufrir con todo lo que se montaba a su alrededor.
La primera temporada fue perfecta. La segunda flojeó. La conquista de Granada y las intrigas con los musulmanes no acabaron de resultar del todo interesantes pero, por suerte, la tercera remontó. Gracias, en buena parte, a que Isabel tomó un rol secundario. Próxima su muerte, la serie se encargó de entramar su sucesión, con un elenco de personajes que de nuevo te enganchaban. Juana la Loca fue todo un descubrimiento mientras Felipe el Hermoso se erigió como el perfecto villano. ¡Qué bien nos lo pasamos con esta serie!
Ahora ha llegado a nuestras pantallas Carlos Rey Emperador y, más que una nueva serie, ha sido una clara continuación de Isabel. De hecho, la nueva ficción arranca con uno de los personajes clave de la serie madre y con continuas menciones a los Reyes Católicos. Sabe de dónde viene y sabe lo que funciona. Por eso nos han dado intrigas y más intrigas. ¿La pena? Que esta vez no ha funcionado.
Quitando ya el curioso hecho de que TVE haya decidido empezar su serie media hora más tarde de lo anunciado después de hacernos un resumen de todo lo que vamos a ver en la serie (en mi opinión, una falta de respeto y sensibilidad absoluta, pero ese es otro tema), Carlos Rey Emperador ha aburrido.
Ha aburrido porque es larga como un día sin pan. Y eso que no tiene anuncios. Y ha aburrido porque no ha sabido enamorarnos con sus tramas.
Mira que no soy yo nada fan de Isabel la Católica, pero el personaje de la serie había que quererlo. En cambio, Carlos te deja frío. Parece que ni sufre ni padece y, en todo caso, se nos presenta más como un manipulador deseoso del trono que de un joven digno de él. Carlos tiene más de su padre villano que de su abuela heroína, pero sin el carisma de ninguno de los dos.
Aunque parece que la serie ha sido consciente de ello y nos ha aderezado el capítulo con un compendio de tramas totalmente ajenas a la historia de Carlos que son un absoluto «y esto a cuento de qué viene», pero que sí logran mantener el interés. La historia de Hernán Cortés en Cuba ha sido lo menos interesante y resulta un pegote en la serie al más puro estilo Khaleesi, pero sí nos ha brindado un personaje víctima con el que empatizar y del que, conocedores de la Historia, sabemos que obtendremos grandes dramas y grandes descubrimientos.
La historia del Rey de Francia, en cambio, ha sido la única luz del capítulo. El claro villano de la serie es el personaje mejor perfilado, el más interesante y del que quieres saber más y más. Eso sí, su presencia en una serie que se llama Carlos Rey Emperador no acaba de estar justificada. Una de las virtudes de Isabel era que, cada vez que la trama se separaba de la Reina era para contarnos historias en lugares en los que también se jugaba el futuro de la protagonista.
Las comparaciones son odiosas pero, en este caso también son inevitables y positivas. Sí, positivas. Y es que aunque Carlos Rey Emperador sea mucho menos interesante que Isabel, sí es cierto que tiene todos los elementos precisos para convertirse en un culebrón de intrigas palaciegas tan intenso como su predecesora. Pero el piloto no ha estado a la altura y eso, en televisión, puede ser una condena definitiva. Pero, si somos pacientes, creo que aquí tenemos una serie que vamos a disfrutar (y mucho) en el futuro, según las tramas empiecen a ir rodando y conozcamos un poco más a los personajes.
Carlos Rey Emperador ha sido una decepción, pero yo le doy un voto de confianza. Saben hacer una serie mejor de lo que hemos visto y confío en que, en realidad, la han hecho. Solo debemos no influenciarnos por las apariencias y dejarnos llevar. A fin de cuentas, no es una serie nueva. Es una cuarta temporada.
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