The Big Bang Theory acaba de iniciar su décima temporada con boda y niño en camino. Todo un despliegue de felicidad del que una vez más no participa uno de nuestros personajes favoritos de la serie, el dueño de la tienda de comics, el pobre Stuart Bloom (Kevin Sussman).
Y eso que Stuart lo tenía todo para ser el triunfador en la serie de frikis y marginados por excelencia. Era un emprendedor de éxito, dueño de un negocio que es un sueño para muchos, y que debería tener un par de millones en el banco con la cantidad de comics que les ha vendido ya a Sheldon y compañía.
Pero como si de un drama de época se tratase, su destino en la serie estaba marcado desde los primeros capítulos. Stuart iba a convertirse en el pringado oficial de la serie de los pringados (con permiso de Raj, claro).
A pesar de unos inicios bastante prometedores, en los que incluso llegó a salir con Penny, pronto su vida dió un giro y se convirtió en el vendedor de cómics más triste y taciturno de la historia. No sabemos si fue un golpe en la cabeza o una fuga radiactiva, pero el caso es que de repente Stuart, que era una persona normal y razonable, se transformó en un señor bastante raro, incluso mucho más de lo que es habitual en esta serie.
Eso le permitió ser recurrente desde la segunda temporada, ganando peso en las tramas a la vez que se convertía en el marginado más marginado de la pandilla de Sheldon. Desde entonces, sus chistes sólo hablan de soledad y muerte. Y aunque siempre hemos aplaudido el humor sarcástico, en este punto ya no sabemos si reir o llorar.
El paso del tiempo no ha mejorado su situación. Se quedó sin casa y se fue a vivir con la madre de Howard, con quien inició una extraña «amistad»… o lo que fuera. Después, Howard y Bernadette le dejaron quedarse un tiempo con ellos, y durante esos meses, hizo prácticas para regentar el motel de Norman Bates. No hay que decir que el trío no duró mucho.
Y de su vida amorosa mejor ni hablamos. Digamos que anda más perdido que Sheldon en esto de las artes amatorias.
No sabemos si la solución a su tristeza pasa por encontrar el amor, pero el pobre necesita alguna alegría. El caso es que por ahora, su lista romántica no ha sido muy extensa y mejor olvidarla. Penny le dio calabazas por Leonard. Luego Amy le rechazó por Sheldon, y ahora el pobre Stuart no encuentra su sitio ni nadie que le quiera, y eso es inaceptable. En el Reino siempre hemos tenido debilidad por los personajes más disfuncionales y por eso, nos ofrecemos para darle todo el amor que se merece. Dí que sí Stuart, bienvenido a nuestra pequeña gran familia.
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